Un canto contra el racismo

"Por el planeta, la mujer y la inmigración". Ése fue el lema con el que el pasado miércoles los alumnos de Canarias, y también los de Lanzarote, se movilizaron con motivo del Día escolar por la paz y la no violencia. Y ...

1 de febrero de 2008 (07:16 CET)

"Por el planeta, la mujer y la inmigración". Ése fue el lema con el que el pasado miércoles los alumnos de Canarias, y también los de Lanzarote, se movilizaron con motivo del Día escolar por la paz y la no violencia. Y ...

"Por el planeta, la mujer y la inmigración". Ése fue el lema con el que el pasado miércoles los alumnos de Canarias, y también los de Lanzarote, se movilizaron con motivo del Día escolar por la paz y la no violencia. Y aunque sus modestos actos pasaron casi inadvertidos, lo cierto es que precisamente esta semana parecían más necesarios que nunca. De hecho, hasta resulta extraño que colegios e instituciones movilicen a los niños por las "escuelas solidarias", mientras esos mismos chicos tienen que ver a los políticos arrojándose a la cara un Centro de Internamiento para Extranjeros o escuchar cómo el gracioso mundo adulto celebra el Carnaval cargando contra los inmigrantes.

Afortunadamente, en esto último se ha impuesto un poco de cordura, aunque sea tarde, y la murga de Los Intoxicados ha decidido pedir disculpas públicamente. Quizá a regañadientes. Quizá forzados por una nota de prensa hecha pública por el PSOE, que fue el único partido que se mojó ante una actuación inaceptable, pero disculpas al fin.

Y eso, después de la gravedad de lo sucedido, con una actuación en la que pedían "patadas en el culo" y "amarrar en el fondo del mar" a los que en su letra definían como "basura", no deja de ser una lección positiva.

Es bueno que quede bien claro que en la sociedad lanzaroteña no tienen cabida estos comentarios ni esta forma de pensar. Que la libertad de expresión no tiene nada que ver con eso. Que la diversión, la crítica y la sátira que entrañan las murgas del Carnaval está por encima de la descalificación burda, crispada y discriminatoria, por más que se intente justificar ahora que sólo se referían a los inmigrantes "malos".

Pero tampoco hay que analizar a la murga en cuestión como un caso aislado del rechazo a todo lo que no es de aquí, ya que en otros ámbitos, con otros discursos y otras actitudes, subyace también algo de ese sentimiento. La casualidad ha querido que en la misma semana en la que Los Intoxicados abrían el carnaval "reflexionando" sobre la inmigración, se reabriera el debate sobre el emplazamiento del futuro Centro de Internamiento de Extranjeros. Un centro que lleva años saltando de un lado a otro, porque nadie lo quiere en su municipio. Y parece más importante seguir discutiendo que aquí no y que allí tampoco, que afrontar el problema con seriedad y sin discursos fáciles y electoralistas.

Lo cierto es que muchas veces, detrás de las excusas que se esgrimen para defender la negativa a que el Centro de Internamiento sea emplazado en determinado sitio, se esconde la realidad dura pero cierta de quienes no quieren muchos inmigrantes juntos a pocos metros de sus casas. En definitiva, con otras palabras, también les están tratando como si fueran "basura".

Y eso no significa que no se debata sobre si Lanzarote o Canarias en general deben afrontar solas el drama de la inmigración. No significa que no se deba exigir al Estado una implicación de todas las comunidades autónomas, para que este tipo de centros se repartan por todo el territorio español. Pero lo concreto es que cuando los inmigrantes llegan en pateras al archipiélago, ya que el mundo desarrollado no es capaz de ofrecerles nada y se limitará a retenerles e intentar tramitar su expulsión, al menos les debe retener en unas instalaciones dignas. Aunque sea de modo temporal hasta que sean trasladados a otro centro. Y ésa es la única realidad concreta, más allá de la postura fácil del "cuanto más lejos mejor", que lo único que hace es alimentar la preocupante semilla del racismo.

Afortunadamente, los comentarios y pensamientos de rechazo a los inmigrantes son minoría en una sociedad lanzaroteña, que en términos generales acoge con respeto y muchas veces con cariño a quienes viven aquí como uno más de ellos: trabajando, formando una familia, educando a sus hijos? Pero a veces, los discursos políticos, sobre todo en épocas de campaña, parecen ir en contra de esa línea, bajo el manto de la transformación que se produce cuando el tema se despersonaliza; cuando los rostros de esas familias extranjeras, similares a la nuestra, son reemplazados por el concepto de "fenómeno de la inmigración", que muchos agitan cual fantasma llegado del más allá.

"Y es que en Madrid no los quieren allí ni en pintura y pa Canarias toda la basura", cantaban Los Intoxicados en la apertura del Carnaval. Triste, muy triste. Pero más triste aún es que algunos políticos, con sólo algunos matices de palabras, digan lo mismo. Aunque en este caso, lo peor no es lo que unos u otros digan: lo peor es que lo piensen.

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