Aun recuerdo algo de la formación en Meteorología que recibí durante mí vida laboral. Recuerdo que las condiciones para que se origine una tormenta son inestabilidad atmosférica y humedad. La humedad la origina la evaporación del agua del mar; requiriéndosecomo mínimo temperaturas de 27º centígrados en esta y hasta una profundidad de 50 mts.
Por otra parte, el incremento de llamado "efecto invernadero", causado principalmente por la cada vez mayor presencia de CO2 en las capas altas de la atmósfera, propicia el susodicho calentamiento, con lo que, al decir de los expertos, nos adentramos cada vez mas en un circulo vicioso que traerá como consecuencia, entre otras, el aumento de la formación de huracanes y tormentas tropicales, y no solo en su entorno habitual del Caribe, en lo que respecta a esta parte del mundo, sino que estos tenderían a desplazarse en otras direcciones. Este fue el caso de la tormenta tropical "Delta", de funesta memoria para nuestro archipiélago en general y para Tenerife en
particular. Incluso, hace pocohe leído que algunos meteorólogos hablan de una tropicalización del clima en nuestro entorno archipielágico.
A veces, los efectos inesperados son originados por causas previamente conocidas, lo que los hace ser no tan inesperados. Desde el 25.11.05 tenia conocimiento, a través de Internet, de la existencia y probable dirección de desplazamiento de "Delta", siguiendo prácticamente el paralelo 30N. Otro informe del Centro Nacional de Huracanes (NHC), emitido a las 14:29Z, daba información bastante precisa, de cara a las próximas 24 horas, del
comportamiento y características de "Delta" en ese lapso de tiempo.
No es mi intención entrar en juicios de valor -doctores tiene la Iglesia, y expertos el Gobierno, al menos en teoría- pero si tengo la impresión de que los efectos adversos de la intensa ventolera que se abatió sobre las islas en las primerashoras de la noche del pasado día 28 de noviembre hubiesen sido menos destructivos -sobre todo en lo que respecta al tendido eléctrico- de haber podido disponer de tendidos e instalaciones con un mejor grado de
calidad constructiva y una mas apropiado mantenimiento.
Todos hemos podido ver en las páginas de los medios locales el caso paradójico de una torre eléctrica caída y al lado un invernado incólume. Las responsabilidades derivadas de una apatía oficialen los puntos
anteriormente expuestos esta mas que clara en la mente de la opinión publica y el hecho de empezar a buscar culpables de prisa y corriendo, tirando balones a corner y colgándose unos a otros el sambenito de la responsabilidad, resulta algo chirriante y un tanto descarado desde muchos puntos vista. El reclamar ahora el controlsobre una materia tan especifica y compleja como es la Meteorología, y sospechando la falta de medios del
ejecutivo canario para tal empresa, se me antoja una especie de brindis al sol. Una forma como otra cualquiera de recurrir oportunísticamente al incremento de transferencias propias del estado e incrementar en exceso, y sin venir a cuento, parcelas de poder. Es mucho lo que está en juego para actuar con precipitación. Que cada estamento oficial actúe con eficacia en su área de responsabilidad es lo menos que la ciudadanía debe exigir de sus gobernantes.
J. Lavín