¿Es tan difícil que todos nos respetemos? ¿Es tan difícil alcanzar ese equilibrio entre las personas? ¿Estamos predestinados a enfrentarnos unos contra otros. generación tras generación? ¿Es tan difícil que todos encontremos la paz?
Es más sencillo respetar a cada persona y sus circunstancias. Es más sencillo crear armonía y lazos de unión entre todos. Es más sencillo sentir la mano amiga, crear vínculos que hermanan, dar nacimiento a la solidaridad y al compañerismo.
¿Es tan difícil dejar que el tiempo y la comprensión cicatricen las heridas? ¿Es tan difícil alegrarse de los logros obtenidos por los compañeros, por las demás personas que muestran así sus inquietudes y aptitudes? ¿Es tan difícil creer en los demás y en la bondad que se encuentra latente en sus corazones?
Es más sencillo sentir la verdad en cada persona, escuchar su historia, sentir lo que siente. Es más sencillo perdonar a quienes se han equivocado y ayudarles a encontrar el camino correcto. Es más sencillo reconocer los
errores y crear propósitos que los enmienden con el día a día. Es más sencillo vivir con dignidad y con honradez.. Es más sencillo decir la verdad y mostrarse cada cual tal y como es.
¿Es tan difícil que llegue la tregua? ¿Es tan difícil que todos nos detengamos aquí y ahora para reflexionar y arreglar todo aquello que se ha hecho añicos? ¿Es tan difícil tratar a nuestros semejantes logrando que se
sientan personas? ¿Es tan difícil despertar de esta pesadilla que el ser humano ha creado a su alrededor y que tanto dolor e injusticia produce?
Todo es más sencillo de lo que parece cuando nos detenemos y estamos dispuestos a tender la mano, a escuchar a los demás. a sentir como sienten, a soñar con sus sueños. Todo es más sencillo cuando sonreímos y nos abrazamos. Todo es más sencillo cuando. nos vemos reflejados en los demás,
cuando nos identificamos con sus vidas, cuando llegamos a entenderles y a quererles por los valores que albergan en su interior. Todo es más sencillo, mucho más sencillo, ya lo creo.
Tomás Quevedo Morilla