The Hole

12 de abril de 2020 (16:26 CET)

Gdp-I_30

No me gusta un carajo hablar de economía. 'Eco no mía'. Y no escucho a los que hablan por la tele porque al minuto estoy mosqueado. Pero en la anterior gran crisis, harto de oír hablar de cosas que no entendía una papa, decidí 'mirar'. Lo primero que quise saber es qué es el dinero (a nivel global). Pues para qué. Ahí, entré en un lío en el que, cada vez que preguntaba, la cosa se complicaba más y más; vamos, que de pronto era todo muy parecido a cuando de niño preguntaba por dios. Había supuesto de partida que era una abstracción, pero daba por hecho que esa abstracción tendría una explicación lógica bastante simple. Error.

Después de casi un año y arduas investigaciones, terminé por entender el concepto de interés compuesto. Y como por esa época estaba flipado con la cuántica y el cosmos y la unificación de todo eso y, como consecuencia, con los agujeros negros, no me fue difícil por lo tanto entender el movimiento del interés compuesto y su tremenda analogía con los agujeros negros. Así que el interés compuesto es un agujero negro en el espacio tiempo de la economía-comercio. Un agujero negro que se va tragando 'los bienes' (países) de todo lo que hay a su alrededor. 

La peculiaridad es que el tiempo se percibe diferente según estés más cerca o más lejos del agujero. Digamos que si estás en el tercer mundo, ese proceso se vive a velocidad de vértigo; si estás en países un poco más resueltos a menos velocidad, por ejemplo norte de África; si está en Grecia pues más se ralentiza; en España o Italia menor aun; en Francia aun menos; y si estás en Alemania, pues casi no se percibe.

En realidad, la singularidad de esos agujeros está en los centros financieros. Pero al final todo será engullido. Porque la fuerza gravitacional desplegada en su momento con el interés compuesto es colosal. Hacia el agujero. El problema es que cerca del agujero ese movimiento se percibe tan lento que casi no se ve. Y los que están ahí, pues tan panchos.

¿Qué ha sucedido con el virus? Pues que de pronto en Italia, Francia, España? la percepción de esa atracción se ha acelerado y se percibe la fuerza gravitacional del interés compuesto con claridad, y eso, de paso, ha hecho que en los lugares como Holanda o Alemania, donde casi no se percibía, comiencen a ver datos de esa gravedad y cómo los comienza a desplazar hacia la singularidad.

Lo que hay dentro o después de un agujero negro, que yo sepa, solo son especulaciones. Elucubraciones matemáticas sofisticadísimas, abstracciones súper complejas y, como mucho, un propietario en forma de finísimo espagueti enroscado en esos números. Donde decir 'ya veremos' ni siquiera tiene sentido. Porque una vez ahí, el tiempo entre el que ve y el veremos puede ser millones de años. Y de años luz. 

Solo hay una fuerza capaz de contrarrestar esa energía gravitacional del interés compuesto, y es el amor. Que empieza por la solidaridad, que empieza no por pedirla sino por darla. Es decir un movimiento inverso al que estamos haciendo. Primero solidarios con los seres vivos, luego el tercer mundo y así seguir la escala. Pero mientras la gente del tercer mundo nos deba eso que llaman dinero, y que es una abstracción además sujeta a eso que se llama interés compuesto que, como dije, no es una abstracción sino una atracción, pues pa'l hoyo. The Hole.

Si me has leído otras cosas, a esto y más cosas me refiero con lo de que el tiempo se está acelerando. Vamos, que no es lo mismo ver un iceberg a 10 nudos por hora que a sesenta. Las decisiones tienen menos tiempo. Y lo malo, insisto, es que si vas a 1.000 nudos por hora resulta que lo ves a cámara lenta, y a cámara lenta te estampas, como a gustito. Viendo como el airbag explota a súper cámara lenta. Flipante.

Ya sé que es todo raro, pero es. Eso es ciencia (creo). Y no son tiempos para contarlo en clave 'espiritual'. Que, dicho sea de paso, me apetecería mucho más. Atentamente.

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