Nuestro Gobierno y 89 gobiernos más están cometiendo dos graves errores a propósito del Katrina. La denominada ‘solidaridad internacional', cuando se hace de gobierno a gobierno (Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD)), no debe ir nunca a un país rico mientras existan otros crónicamente miserabilizados. Países dónde la emergencia humanitaria es cotidiana. La prioridad tiene que ser erradicar la pobreza y sus raíces de aquellos pueblos administrados por estados incapaces de solucionarla.
A los Estados Unidos, entre financiación de guerras y estrategias mundiales de dominación absurdas, o de espectáculos de altísima tecnología aerospacial -por poner dos ejemplos de actualidad- no le falta el dinero. Todo el mundo lo sabe. En el caso del Katrina, el problema no ha sido ni carencia de dinero ni de capacidad técnica como sí ocurriera cuando el huracán Mitch en Centroamérica. Por lo tanto, no sirve enviar dinero a los Estados Unidos, éste es el primer gran error de algunas de nuestras administraciones. El segundo error es que tales dineros sean descontados de destinos como Níger, Malí o Bolivia.
En realidad, la AOD no obedece sólo a presiones de la ciudadanía tal y como fue concebida, sino también a razones geopolíticas. Es decir, a tratar de ganar influencia y privilegios en el escenario internacional.
Sólo esta razón puede explicar la televisada intensa lluvia de donaciones y pésames gubernamentales que a raíz del Katrina se han derramado desde gobiernos cualesquiera hacia diferentes instituciones norteamericanas. Pero y para Níger? dónde está previsto que mueran 200.000 niños de hambre y enfermedades derivadas justo en estos meses.
El objetivo de tanta solidaridad a EEUU tal vez sea mimar a la superpotencia para recibir a cambio un ‘feed-back' positivo, o incluso evitar ser mordidos por ella. Es de sentido común que los gobiernos de Bangladesh, de Namibia, de Marruecos, del Estado español o de 86 países no envían dinero a los EE.UU. porque sus ciudadanos se lo supliquen: hay cálculos de imagen y relaciones de vasallaje por detrás. Entonces si es geopolítica y no solidaridad: por favor gobernantes, no la carguen a la partida de ayuda oficial al desarrollo en detrimento, de nuevo, de los pueblos que necesitan esa solidaridad y algo más de justicia.
David Listar y Bosch
Coordinador del Observatorio de la Deuda en la Globalización (www.observatoriodeuda.org)
Cátedra UNESCO de Sostenibilidad a la UPC