Sobre la Esperación

15 de julio de 2019 (18:19 CET)

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La primera vez que tomé conciencia de los patrones subyacentes en el mundo fue hace muchos años, cuando cogí mis vacaciones para rehacer el listado de domiciliación de los socios del Guincho. Con el tiempo y los cambios de bancos y domicilios, muchos habían desaparecido de la responsabilidad de las cuotas. Eran casi un millar, y de muchísimos tenía que buscar dónde vivían ahora, porque la idea o la tarea era visitarlos personalmente, tratar de escucharlos y dar las explicaciones pertinentes y recuperarlos. 

Tenía un mes, más o menos. Al principio fue muy complicado y el ritmo era muy bajo, pero poco a poco se fue desplegando en mi mente un "dibujo" sobre los planos, que los iban ubicando, como un milagro. A veces, solo el extranjero o la península o las islas o el pueblo o el barrio, pero al final únicamente por sus apellidos ya daba con la calle. Conste que a la mayoría, así, solo por los apellidos, no los reconocía.

El encuentro fue maravilloso, porque iba acojonado esperando escuchar multitud de quejas y decepciones. Lo que me encontré fue un agradecimiento sincero por la tarea que estábamos llevando y una gran comprensión hacia nuestros defectos y fracasos, y sinceras disculpas por no haberse molestado en actualizar las cuotas de socios. Los que se dieron de baja fue, en todos los casos, de forma muy elegante. Eso quedo ahí.

Muchos años después, comencé a disponer de mi tiempo y recuperé el frustrado anhelo de la adolescencia por el conocimiento, y comencé a reestudiar a tumba abierta todo lo que era de mi interés. En medio, me había llevado una tonguita de libros sobre bioquímica a la cueva de Papagayo que se comieron las cabras de Asensio en un descuido, postergando una vez más eso de estudiar. Una de las cosas con que me topé fue el tema de los patrones de la naturaleza. Y ahí comencé a comprender lo sucedido aquella vez. Y darle sentido.

Ahora, sobre todo después de que me he habituado a la contemplación o meditación o como le quieran llamar, uno de los momentos cotidianos de más gozo es cuando ves desplegarse espontáneamente algún tipo de patrón ante ti o en ti. Sé que no pertenecen al conocimiento científico, sé que este los explica y les da fórmula matemática, pero ellos están ahí. Con o sin ciencia. Y el cuerpo, sus sinergias, sus estados, está también implicado en ellos y no me refiero a la estructura física, que por supuesto también. Me refiero a su estructura digamos psíquica, aunque me gustaría disponer de otra palabra. Y esos patrones abarcan más espacio y tiempo del que me podía haber imaginado. De hecho, a veces se salen de lo que puedo percibir como espacio tiempo "normal" y se meten en vericuetos extrañísimos.

Hoy, los poderes económicos se parten el culo por disponer de esos patrones por la vía del desarrollo de algoritmos informáticos. Pero nunca podrán llegar, ni de lejos, a la capacidad de la mente humana para desarrollar continuamente los suyos propios, entre otras cosas porque estos están entrelazados con el resto de seres vivos y todos los tipos de campos que nos "envuelven". 

La ciencia siempre, siempre, irá detrás de eso, como parte magnífica de eso. Otra cosa es que nos dejemos arrastrar. Hacia abajo. Hacia ellos. En eso básicamente consiste el intento de los poderes económicos. La intuición humana esta híper relacionada con esos patrones naturales y sencillamente es una tontería no aprovecharla para el buen vivir. Cuando digo aprovecharlos para el buen vivir no me refiero a que te estén dando soluciones cotidianas a tus problemas o anhelos. Me refiero al placer de verlos desplegarse y a esa sensación tan grata y simple de que todo está relacionado, sentimientos, emociones, pensamientos, etc. Se entremallan entre ellos y entre todo. Y eso es como si estuvieras vivo y te relacionaras con todo, pero en un mundo que no está ahí afuera.

Vivir separados del mundo es una sensación tan poderosa que quizás sea la principal característica humana. Algunos dicen que necesaria para el progreso de nuestro cerebro; puede que tengan razón. Pero, poder dar ese "paso atrás" y volver a ser todo es una gozada, más si no es excluyente y te construyes un puente entre los dos. Eso para mí es pontificarme. No sé lo que hará el papa con su vida y su pontificio.

 

Observando esos patrones, puedo ver que la híper megalópolis de inteligencia artificial que estamos construyendo va a profesar el mismo respeto y preocupación por los humanos que nosotros profesamos por nuestras células bacterias virus y demás partes que nos fabricaron y nos sostienen. Muy poca. Así funciona la "cosa". 

Cualquier oportunidad de Ser radica en conectar con la inteligencia que lo impulsa todo. Lo podemos llamar la conciencia. Y siempre estará por "encima" de cualquier cosa creada. Por más simple que sea su expresión en el momento de juntarse las dos primeras partículas que lo hicieron. La inteligencia que hay detrás del primer punto de hilado de un lienzo es la misma que la de la primera pincelada y la misma que la de la Mona Lisa ya acabada. Incluida la de la planta de donde salió el material para el lienzo o la del mineral para la pintura o las células para el pintor.

Así pues, si aceptamos que es la inteligencia del humano como algo propio la que construye la mega ciudad inteligente, habrá que aceptar que fue la inteligencia de unos organismos unicelulares la que creó la mega estructura inteligente humana. Desde ahí comparemos: ¿Qué es más inteligente, un humano o una mega ciudad de inteligencia artificial súper avanzada? Y podremos discernir sobre que es más inteligente, si una célula o un humano. Yo no puedo verlo así. Cuando cedo solo puedo ver una sola inteligencia que lo "usa" todo y lo expande en patrones de todo tipo. La vida, las energías y las materias ¿inertes?

Así que me gusta sentarme sin tiempos y rendir agradecimiento a todo el proceso, desde las primeras partículas que usó la inteligencia para unirlas y crear átomos y moléculas y estas células y estas tejidos y estos órganos todo ese proceso que lleva a mí y que, además, siguen en el 99% o más, manteniendo el organismo activo sin que yo tenga que preocuparme apenas de unas pocas cosas y disponer de un espacio para poder ver, sentir y pensar la gloria de la creación, la vida, con todos sus avatares y poder desde ahí ser los otros para seguir creciendo y cumpliendo el viaje. Y cuando aprecio el valor de esas partes en mí, junto la humildad suficiente para poder participar de algo mayor de lo que no soy consciente, pero que es gracias entre otros a mí. Y que es probable que ni siquiera en un futuro lejano necesitará de humano o artilugio humano alguno para proseguir.

Visto así, realmente uno puede percibir que nunca nació y que nunca morirá. Al menos por un instante, ¡pero qué instante! Y eso me lleva a la Esperación, que yo me digo es lo contrario de desesperación, el opuesto y que me la he inventado (creo) para darme palabra a un nuevo estado que he experimentado y cultivo. En medio de todo esto, sigo sin saber a qué me refiero cuando digo "yo". Y en nombre de quienes lo digo. Porque ahora, aparte de todos los bichos de dentro y de la piel que soy, resulta que tenemos una especie de nube de ellos que como un aura nos rodea y nos conforma otra buena parte de lo que somos. Tengo que ir más abajo de la palabra para verlo y ahí se acaba obviamente el cuento. Pero es intensamente esperacionante. 

Hoy leo unas recientes declaraciones del eminente Nobel de Física Gerad't Hooft que va y dice esto: "Si existiera otra inteligencia en la galaxia ya nos habría dominado". Y te das cuenta de que para nuestra civilización la inteligencia no es en el fondo otra cosa que la capacidad primero de separarse y después de dominar al otro. A todo "lo otro". Y eso es desesperante. Pura desesperación.

Ramanujan era un creyente hindú, ascético y vegetariano. Decía que sus teoremas matemáticos eran inspirados directamente por la diosa Namagiri, durante sus sueños. Que esos resultados venían a él. Namagiri, Sri Namagiri Lakshmi, la diosa hinduísta venerada como la esposa de Narashima, un avatar del dios Vishnu, era la diosa familiar de la familia de Ramanujan (Matemáticas y sus fronteras, Madridmasd.org).

Al de arriba, al Nobel, no le queda otra que usar las mates de Ramanujan para 'golisniar' en los agujeros negros. Donde esperan ver algo claro. Ramanujan era un ser compasivo. No un dominador. Su inteligencia era compasiva no dominadora.

El mundo es un lugar extraño. No te dejes dominar tratando de dominar. Te pierdes lo más maravilloso de la inteligencia, la libertad, la que está antes de esas milésimas de segundo que deciden antes que tú. La que te libera del dominador. Y te conecta con la parte más esperacionante del? ¡yo que sé!

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