San Bartolomé, más estrategias

Que nadie diga que la gente se aburre en Lanzarote. Es más, sucede, como le ha sucedido a muchos que cogieron la semana pasada de vacaciones, que en cuanto te descuidas todo se cambia de sitio. Es el caso del culebrón político de ...

12 de diciembre de 2005 (22:02 CET)

Que nadie diga que la gente se aburre en Lanzarote. Es más, sucede, como le ha sucedido a muchos que cogieron la semana pasada de vacaciones, que en cuanto te descuidas todo se cambia de sitio. Es el caso del culebrón político de ...

Que nadie diga que la gente se aburre en Lanzarote. Es más, sucede, como le ha sucedido a muchos que cogieron la semana pasada de vacaciones, que en cuanto te descuidas todo se cambia de sitio. Es el caso del culebrón político de este invierno: el Ayuntamiento de San Bartolomé. A mucha gente, incluyendo a alguno de los que están dentro de la historia, les ha cogido con el pie cambiado.

Después de que la asamblea de Alternativa Ciudadana (AC-25M) decidiera -con notables discrepancias de su concejal en San Bartolomé- no secundar la moción de censura que en pura teoría tendría que haber llevado al socialista Andrés Stinga a la Alcaldía, se volvió a abrir el capítulo de las múltiples especulaciones.

Este diario ya adelantó a primera hora del lunes que Miguel Martín, que respiró tranquilo cuando supo de la decisión de los asamblearios, tenía intención de iniciar una ronda de contactos para intentar conformar una mayoría que dé estabilidad a la institución. Difícil pero no imposible. Difícil si él dimite o si busca otros aliados que no sean los socialistas, imposible si se empeña en seguir siendo alcalde y quiere que se haga un pacto similar a los que sustentan los grupos de gobierno del Cabildo y del Ayuntamiento de Arrecife.

Otra de las posibilidades que se plantean, la peor para los ciudadanos si se tiene en cuenta el alto riesgo que supone en cuanto al posible bloqueo de la institución en el año y medio que todavía resta para los próximos comicios, es que todo se quede como está; es decir, que se conformen dos grupos, uno de ocho concejales que se supone que conformarían el grupo de gobierno y otro de nueve concejales que serían la oposición. La mayoría estaría de parte de los segundos, que de algún modo determinarían el rumbo de los acontecimientos políticos sin tener acceso directo a los paneles de mando de la nave a la deriva.

Como era de esperar, los nueve concejales que conforman esa oposición en San Bartolomé han solicitado la celebración de un pleno extraordinario para retirarle las competencias a la Junta de Gobierno Municipal y restringirle los sueldos a los ocho ediles del grupo de gobierno. Es una forma como otra cualquiera de dejar a cada uno en su sitio. Fracasado el intento de censurar a Miguel Martín no hay otro modo, al menos a juicio de los representantes de la oposición, de mostrar las serias discrepancias que tienen con los componentes del pacto que salió de las últimas elecciones locales.

Mucho nos tememos que aquí no va a quedar la cosa. La cuerda se está tensando tanto que se tendrá que romper por algún lado. Normalmente se rompe por el lado del más débil, y ya se hacen muchas quinielas. Curiosamente muchas de ellas coinciden en señalar hacia una misma dirección.

Ocurra lo que ocurra, San Bartolomé volverá a atravesar una legislatura con más pena que gloria, poniendo de manifiesto lo complicado que es a veces en Lanzarote conseguir que sus representantes públicos se dediquen única y exclusivamente a cumplir con las obligaciones que asumen cuando se presentan a unos comicios.

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