Hoy quiero comenzar esta última reflexión, dándome mi propia enhorabuena.Ustedes dirán, que es una prepotencia y una entupida vanidad, pero cuandose lo explique lo entenderán, y compartirán conmigo esa ...
Hoy quiero comenzar esta última reflexión, dándome mi propia enhorabuena.
Ustedes dirán, que es una prepotencia y una entupida vanidad, pero cuando
se lo explique lo entenderán, y compartirán conmigo esa felicitación.
En la primera de las "reflexiones" Hacía una denuncia sobre las
condiciones de los trabajadores, en los establecimientos hosteleros de las
zonas más turísticas de la isla, viniendo a decir, que no se correspondía
el nivel de ocupación con el de contratación de trabajadores. Situación
que conllevaba, una perdida en la calidad del servicio, que se le ofrecía
a este turismo del todo incluido y que llegan con la pulsera puesta.
Pues bien, ayer domingo, 16/10/2011, escuché a una persona que hablaba en
nombre de la UGT, con las siglas detrás de la misma, denunciando esto
mismo, y pregonando que se iba a investigar, para saber en qué condiciones
están los trabajadores de los hoteles y restaurantes, y la calidad del
turismo que llegaba a la isla. Casi me caigo de la silla, ¡pero de risa!.
Ustedes señores sindicalistas, son cómplices de que esta situación haya
llegado a estos límites, al cerrar los ojos ante esta realidad, o más
sangrante aún, mirar para otro lado, y de la cual tenían plena consciencia
, a través de sus afiliados y simpatizantes, pero claro, ya dice el refrán
que " ningún perro muerde la mano del amo que le da de comer". Pero esto
del pseudo sindicalismo que se hace en nuestro país, es otro tema, para
una tesis doctoral, y no para una carta al director.
Ahora toca encarar esta última reflexión, que no es mas que una opinión
sobre el transporte público colectivo. Por dónde podría comenzar, si no hay
por donde cogerlo. Ni con tenazas de presión se sostiene la falta de
sensibilidad de los gobernantes de esta isla, hacia este derecho
constitucional, que no es otro que la libre movilidad por todo el
territorio nacional, y que los encargados de que se pueda realizar, son
las autoridades libremente elegidos en cualquiera de los países
democráticos de nuestro ámbito, incluido el nuestro.
En Lanzarote, declarada desde hace 18 años, reserva de la biosfera se
produce una contradicción que raya lo ridículo, no se pone señalización
de un tamaño determinado, ni alumbrado en las carreteras, por el impacto
estético y lumínico, pero se fomenta descaradamente el uso del vehículo
privado, con lo que conlleva esto de contaminación para la atmósfera, al
no dotar a la isla de un servicio de transporte público colectivo eficaz y
que cubra las necesidades de los habitantes de los distintos pueblos, que
no municipios. Es curioso pero humillante para el resto de los ciudadanos,
lo poco que se tarda en montar un servicio de guaguas gratuitas para los
cruceristas y por el contrario, lo mucho que discuten para poner un solo
vehículo en una línea saturada de público, alegando falta de presupuesto y
aumento de la deuda del ayuntamiento.
Miren ustedes, yo provengo del mundo laboral del transporte público de
viajeros y veo con tristeza que, mientras en otras comunidades, los
consorcios de transportes, funcionan desde hace años perfectamente, dando
un servicio magnífico en frecuencia y horarios, incluso a zonas que son
claramente deficitarias. Los servicios públicos, como en este caso el de
guaguas, no se crean para obtener beneficios, sino como su nombre indica,
cumplir con un servicio público y los déficit producidos por las líneas
poco concurridas de usuarios, se cubren con los superávits de las
económicamente rentables, y así se establece el equilibrio cero en cuanto
a beneficios, pues estos de producirse irían directamente a invertirlos en
mejora de la calidad del servicio. La filosofía del servicio público es
paliar una necesidad de los ciudadanos, y no la obtención de beneficios en
su rentabilización.
Puedo citar como modelos de esto que digo, los consorcios de transportes de
Cataluña, Euskadi, Valencia o Madrid. Donde hace años que están unificados
en una sola mesa de dirección, el transporte colectivo privado, que por
supuesto tiene derecho a la explotación de este servicio, el transporte
urbano de cada municipio, y el interurbano que recorre los pueblos de las
distintas comunidades citadas.
En esta comunidad, la nuestra, donde desarrollamos nuestra vida, siempre
que oigo hablar de unificación, o mancomunidad de criterios, se termina
con la misma coletilla en el discurso de los gobernantes "Es que Canarias
tiene una singularidad especial". Lo único que ve la ciudadanía, es que
esas palabras, son un escudo para laincompetencia y la ineptitud, a la hora
de intentar buscar soluciones al problema.
¿Es que no es una vergüenza que todos los esfuerzos vayan encaminados a
cubrir las necesidades de los turistas, olvidándose de las zonas donde
viven y descansan los trabajadores que prestan ese servicio?. Esto que
puede parecer una denuncia particular y demagógica, se puede comprobar
como una realidad sangrante hacia los usuarios reales del transporte
público, y voy a poner algunos ejemplos:
Los habitantes de los pueblos del norte de la isla, Arrieta; Punta
Mujeres, e incluso Órzola, tienen que utilizar el coche por obligación
para cosas tan básicas como ir al médico, la ferretería, el mercado,
correos, o cualquier tramitación municipal. Por no decir el traslado al
centro administrativo de la isla, es decir, Arrecife. En estos pueblos las
guaguas, dejan y empiezan a funcionar, a horas absolutamente inoperantes, y
con una frecuencia de paso que aburre a las tortugas, supongo que con tanto
asesor existente en los órganos de gobierno, sabrán muy bien los que
significa dar servicio en horas punta y horas valle.
Otro ejemplo. Los usuarios y trabajadores que viven en Playa Honda, hasta
hace unos meses no disponían de una línea que conectara con San Bartolomé
y su ayuntamiento, teniendo que ir andando hasta la zona industrial, y
cruzar pordebajo de un puente, a veces con unas condiciones atmosféricas
totalmente adversas, para poder ir a trabajar en guagua, a Puerto del
Carmen, Playa Blanca o cualquiera de los destinos del sur de la isla, no
digamos nada de los municipios de Tinajo o Tías.
Esta despreocupación de los mandatarios isleños, revierte sistemáticamente
en una utilización masiva del vehículo privado, algo que choca y se
contradice, con la filosofía de "Reserva de la biosfera".
Soy consciente, de que en una carta al director, no se puede exponer toda
una problemática de un sector determinado. Pero si en vez de mirarse el
ombligo los gobernantes insulares mirasen y aprendiesen con toda humildad
el ejemplo de otras comunidades, Canarias no estaría solamente a la cabeza
del turismo nacional, sino que también estaría a la cabeza de sus servicios
públicos.