Para la juventud, la justicia significa en el fondo la aplicación de la regla de oro del Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret: "Lo que quieres que otros te hagan a ti, hazlo primero tú a ellos", o en su caso: ...
Para la juventud, la justicia significa en el fondo la aplicación de la regla de oro del Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret: "Lo que quieres que otros te hagan a ti, hazlo primero tú a ellos", o en su caso: "Lo que no quieres que te hagan a ti, no se lo hagas tampoco tú a nadie". En esto se muestra la justicia. Esta justicia también conduciría a que a las personas les fuese bien en la Tierra, y no solo a ellas sino que también al reino animal, a la naturaleza en su totalidad. Como persona joven se tiene también una visión abierta para toda la Tierra, y uno ve cuanta injusticia hay en muchas cosas del mundo. Algunas personas son pobres, muchos padecen hambre. Todo esto podría cambiar si cada persona empezase a cumplir paso a paso en su vida la regla de oro para la vida.
Así un joven podría decir: "Yo no hago nada malo a mis compañeros. No tengo nada en contra de ése o aquel. Es cierto que no me agrada del todo. Es posible que lo deje de lado, pero no le hago nada realmente malo". Y no obstante: ¿por qué lo dejo de lado? ¿Qué pensamientos tengo con respecto a él? ¿No es esto acaso también decisivo, sobre todo para los jóvenes?
Tiene más importancia de lo que uno piensa cuando es joven, porque en los años de juventud se va formando esos pensamientos. Todo empieza prácticamente en la escuela, en la clase, o al comienzo de los estudios profesionales, con el hecho de rechazar a determinadas personas, de que uno no quiere tener nada que ver con ellas, y las evita. Si uno no cuestiona estas formas de comportamientos, si uno no se pregunta a sí mismo: ¿Por qué hago esto en realidad? ¿Qué tiene concretamente esta persona, que me resulta molesto de ella?, tal vez yo mismo tenga eso mismo, y luego, en la edad adulta, el marginar a otros y el despreciarlos se acentúa aún más. Al final ni yo mismo me doy cuenta de que rechazo a algunas personas o que las juzgo. Ya no me es consciente de que sea una postura equivocada y lo encuentro "completamente normal".
*Jose Vicente Cobo
Vida Universal