Por su bien

Juani Alemán Hernández
3 de febrero de 2023 (10:24 CET)

Repetir curso en Noruega, un método que estigmatiza al alumno, allí igual que en otros países escandinavos, la escuela obligatoria se contempla como una estructura única, muy diferente a la estructura habitual que hay en España .

Hay algo que me da mucha repulsa y es que, muchos, sin haber pisado nunca un aula, se permitan opinar tan felizmente e incluso, se crean con derechos de decir a los docentes como se debe impartir una clase. Siempre poniendo en tela de juicio a los docentes, que no saben aplicar esas proezas pedagógicas de las que presumen.

(No hay nada que más fastidie a un agricultor que está a 40 grados en un invernadero, que una persona meta la nariz en su lugar de trabajo y le dé consejos de cómo tiene que poner o no el pimiento que está regando, con una autoridad y desfachatez, haciendo de su teoría un máster).

Hay mucha gente que en su momento estudió y ahora desde su sofá, opinan de alumnos que nunca han visto, y que ni siquiera han impartido clases. No estoy diciendo que los expertos dejen de investigar, y menos, en contra de todo eso, pero conozco a arquitectos que han sido formados por arquitectos, o médicos que forman a médicos.

Y ahora me pregunto ¿por qué nosotros como docentes no podemos ser esos formadores de esos futuros docentes?  Nuestra experiencia no es válida.

Yo aprendo más de mis compañeros que de discursos demagógicos, el tema que quiero hacer alusión hoy es el hacer repetir a los niños cursos, por ese por ´SU BIEN”. Por supuesto que hay casos que lo requiere, con unas circunstancias determinadas, pero deberían de ser algo excepcional y explico mi opinión. Hay niños que no pueden alcanzar unos objetivos y ni repitiendo lo van a conseguir, esos niños con dificultades, no podrán a lo mejor llegar a realizar unas carreras universitarias nunca, pero seguro que serán o buenos profesionales, en otras áreas del ámbito profesional.

No hablo por hablar, porque en mi vida privada, y como madre, lo he vivido en primera persona, vi y escuché durante años miles de teorías de cómo y qué hacer con mi hijo, que presentaba dificultades . Diagnósticos como TDAH, hay que derivarlo a salud mental, hay que recetarle medicación... Y un sinfín de consejos que me aterrorizaban, acudí a alguien que muy de cerca que me ayudó e hizo que durante años que siguiera una pautas para evitar etiquetarlo y que con todo el histórico que ya tenía, se sintiera un fracasado.

Era un caso bastante complicado y una labor muy ardua, pero me lo puse como reto. ¿Qué más daba que no se supiera todos los ríos de España, por eso no iba a ser más o menos aceptado en la sociedad, o a nivel académico?¿Era tan de suma importancia si le costaba terminar una multiplicación de dos cifras? ¿O es más importante que conozca el mecanismo y da igual si en la suma falla? Y claro que repitió, porque así lo exigía el sistema, pero no sirvió de nada.

Cuando impartí clases de adultos, entre todos mis alumnos, podía ver esa frustraciones que tenían porque en su momento no les dieron una mínima oportunidad y optaron por abandonar; padres y trabajadores que venían a acabar un Graduado Escolar, agotados de sus trabajos, acudían a clase con esa vergüenza de tener 40 años y aprender las palabras llanas y las sumas que sus propios hijos estaban estudiando.

La labor con mi hijo, y el peregrinar de colegio en colegio, con el alma en los pies, sin que nadie se acercara a entender lo que necesitaba, dificultades con el idiomaa. "No lo entendemos, es un niño disruptivo, lléveselo a casa". Era muy importante mantener al colegio en buena posición sin que nadie lo alterara, atada de pies y manos pero sabía que lo conseguiría, leí, me informé y me dejé ayudar por alguien que apostó por mí, poco a poco mi hijo, a pesar de sentirse excluido, fue levantando su autoestima y pudo acabar sin ser medicado, y sin terapias. Hoy es un gran profesional y una persona feliz. No pongo en tela de juicio, que los especialistas y todos los que diagnosticaron, no fueran buenos profesionales, pero no era el camino correcto, y eso lo he podido comprobar como docente. Es una reflexión en alto y como humilde madre y maestra, quería hacer un llamamiento a este sistema, donde no todo vale, no un formulario donde se marcan un sinfín de X, puede decidir el futuro de un niño.

Repetir, suspender, estigmatizar, etiquetar, palabras normales, que pueden no permitir a un futuro fontanero o electricista, tener un futuro digno, Hay médicos, pero también hay enfermeras, y nadie es mejor ni peor. Todos deberíamos tener una mano que nos permita, a salir adelante.

Sea el sistema o no, vamos a intentar de que no haya tanto fracaso, y no escolar, sino personal.

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