¿Pondrás tú al próximo corrupto?

Por Domingo García Se nos va terminando el año y es momento, sólo un momento, ¡fuera depresiones!, para girar la cabeza y echar un vistazo a lo que nos va quedando atrás, cosas simples, sin importancia; lo único importante es el ...

13 de diciembre de 2010 (11:37 CET)
Por Domingo García
Se nos va terminando el año y es momento, sólo un momento, ¡fuera depresiones!, para girar la cabeza y echar un vistazo a lo que nos va quedando atrás, cosas simples, sin importancia; lo único importante es el ...

Se nos va terminando el año y es momento, sólo un momento, ¡fuera depresiones!, para girar la cabeza y echar un vistazo a lo que nos va quedando atrás, cosas simples, sin importancia; lo único importante es el tiempo, y las arrugas que éste nos va dejando.

Cuestiones y circunstancias, que en su momento parecían un mundo insalvable, comprobamos, al transcurrir del tiempo, que sólo eran pasatiempos, que los de siempre, habían inventado, y puesto en nuestro camino, para tenernos ocupados y preocupados, como en una partida de envite, donde los de fuera, nosotros, la mayoría, no paramos de hablar, los jugadores, pocos y elegidos, los mandadores, dos; enemigos en el juego, amigos en el camino.

Se puede ver perfectamente que, andando, andando, no salimos del mismo sitio; nada cambia, los mismos, con lo mismo, nos cuesta decidir el recambio; nos quejamos, pero no revocamos, no tomamos decisiones que, aunque pudieran salir erróneas, nos permitirían comprobar que hay alternativa, distinta, diferente, ¿y quién nos asegura, que no mejor?.

Los de siempre, querrán que permanezcamos en el sitio, inmóviles, como estatuas, pero con un único gesto: brazo estirado, alargar hasta la urna, abrir la mano y plaf, soltar el voto, su voto, el voto de siempre. Pregunto: ¿nosotros votamos, o llevamos un voto?

Y así, una y otra vez; con seguridad, nos volveremos a quejar, que divertido, ¡qué orgullo!, los de siempre, hasta nos permiten que nos quejemos, ahora sí, hemos cumplido con el ritual, la tradición permanece, nosotros, ingenuos, nos encargamos de que no se interrumpa. Los de siempre, no pueden permitirse que vengan nuevos hacedores a invadir el espacio: ¿su espacio corrupto?. Nosotros, nos hemos convertido en sus más fieles escuderos.

El tiempo marcha, que desperdicio, ¿para qué necesitamos avanzar? Nos hemos conformado con lo que tenemos, lo demostramos permanentemente, pero ¿y lo que nos merecemos? ¿nos podemos permitir estar otros cuatro años más, de critica, opresión y cabreo?.

Tic, tac, mes tras mes, año tras año, voto tras voto; me digo, este año no será para el de siempre, probare algo nuevo, mismamente, como el que dice: el próximo año dejaré de fumar o me apuntaré al gimnasio y como siempre, llegado el momento, ni gimnasio, votando al mismo y además, fumando como un carretero.

Cuanto nos pesa el miedo al abandono de la rutina, a la inercia de lo malo conocido, que lo distinto por probar. ¿Por qué será?. Somos incansables, cuando nos llueven palos e incapaces en cambio, de movernos del sitio? ¿Qué o quiénes nos atenazan para no dar el portazo en las narices a los de siempre?

No aseguro, que no haya votado por un corrupto, pero sí afirmo, que no lo he hecho por un corrupto conocido. Me conozco sus caras y sus cunas; me puedo permitir discriminar.

Nadie nos obliga votar, pero mucho menos, nos imponen decidir por el untado, y sé, que el silencio, jamás ha denunciado la corrupción.

Bien mirado, tampoco hay que ser un lince, tenemos que saber y reconocer que somos nosotros, quienes con nuestro gesto, ponemos y quitamos reyes, corrompidos o no, es nuestra decisión, nosotros, cada uno, desde su punto de partida, estamos capacitados para poner alas a los podridos, pero también para cortárselas.

La constancia en nuestras trincheras nos mata, pero tenemos el derecho a la queja, nadie nos puede arrebatar el cabreo, pero también, tenemos la suerte de elegir, entre decentes y enfangados.

Entre la multitud, es fácil pasar desapercibido y poder decir: yo no fui, o mejor aún, yo no sé cómo alguien se atreve a votar a semejante cafre, sabiendo cómo es, y después de lo que ha hecho. Es fácil, muchos lo hemos experimentado y nos hemos quedado tan anchos, ¿estas tu dispuesto hacerlo? ¿pondrás tú, al próximo corrupto?.

Cuesta dar el paso, tal vez, el año nuevo?.

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