Perdiendo puntos de vida

Rayco ha sido el último, pero antes que él, decenas de jóvenes lanzaroteños han perdido la vida en la carretera. Precisar cuántos no resulta tarea sencilla, porque ni en la Dirección General de Tráfico en Lanzarote ni en ...

9 de julio de 2007 (04:15 CET)

Rayco ha sido el último, pero antes que él, decenas de jóvenes lanzaroteños han perdido la vida en la carretera. Precisar cuántos no resulta tarea sencilla, porque ni en la Dirección General de Tráfico en Lanzarote ni en ...

Rayco ha sido el último, pero antes que él, decenas de jóvenes lanzaroteños han perdido la vida en la carretera. Precisar cuántos no resulta tarea sencilla, porque ni en la Dirección General de Tráfico en Lanzarote ni en la Guardia Civil parecen llevar las estadísticas de la isla. Y en este caso, los números sí importan.

Obviamente, ante el dolor de los padres, los amigos y los compañeros de Rayco las cifras son lo de menos, pero las administraciones públicas sí deberían tenerlas muy en cuenta.

El pasado fin de semana, el ministro del Interior daba a conocer los datos de la evolución de los accidentes de tráfico desde la entrada en vigor del carné por puntos, y lo hacía dando un balance positivo, porque en España se habían reducido las muertes en carretera en un 14,3 por ciento en ese periodo. Sin embargo, esa cifra parece bastante alejada de la realidad de Lanzarote, aunque lo cierto es que la estadística de la isla no está elaborada. Sólo existen los datos provinciales, que en este caso no son suficientes, aunque sean espeluznantes. Y es que según la información que ha podido recopilar La Voz de Lanzarote, en la isla se registra un tercio de los accidentes mortales de toda la provincia, pese a que sólo Gran Canaria multiplica casi por siete la población lanzaroteña.

Sólo desde que empezó el año han fallecido siete personas y, desde la entrada en vigor del carné por puntos hace ahora un año, al menos nos constan 18 accidentes mortales. Pero si la Dirección General de Tráfico sólo lleva oficialmente estadísticas provinciales o de toda España, parece poco probable que puedan analizar qué está sucediendo en Lanzarote y por qué tanta gente, especialmente jóvenes, pierde la vida en la carretera. Porque sin duda, algo está fallando.

Las causas de un accidente de tráfico pueden ser muy diversas, pero muchas veces vienen de la mano de imprudencias que en ocasiones no paga el protagonista, sino alguien que tuvo la mala suerte de cruzarse con él en el camino. Y ahí sí pueden hacer mucho tanto la Dirección de Tráfico como los cuerpos y fuerzas de seguridad. Pero si ni siquiera saben cómo incide una determinada campaña de concienciación de la DGT o nuevas medidas como el carné por puntos, difícilmente podrán hacer un diagnóstico de la situación para intentar buscar soluciones o exigirlas a los estamentos superiores.

Que haya un 14,3 por ciento menos de accidentes en España, o sólo un 4 por ciento menos en la provincia desde julio de 2006, de poco sirve a los lanzaroteños. A las familias y amigos que hoy lloran pérdidas. Muchas muertes quizá no se podrían haber evitado, porque es utópico pensar que pueden desaparecer los accidentes de tráfico, pero luchar por salvar al menos una sola vida ya merece la pena cualquier esfuerzo.

El esfuerzo de la Dirección de Tráfico, el de la Guardia Civil, el de las policías locales? y por supuesto también el de los medios de comunicación. De hecho, probablemente no haya mejor campaña para intentar inculcar prudencia al volante que reflejar alguna de las tragedias que con tanta frecuencia ocurren en Lanzarote, o aportar una aplastante cifra, como la de que cada tres semanas muere una persona en un accidente de tráfico en la isla.

Pero en la DGT no tienen elaboradas esas estadísticas, porque alegan que sólo reciben balances provinciales o de toda España. Su responsable en Lanzarote afirma que si un medio de comunicación se los pide por escrito y con suficiente tiempo de antelación, intentarían conseguirlos en un plazo máximo de tres meses, pero al parecer no se les ha ocurrido solicitarlos o elaborarlos para su propio conocimiento.

Mientras tanto, otros datos como la cantidad de personas que conducen sin siquiera tener carné en la isla reflejan una sensación de impunidad y de falta de controles. En otro reportaje publicado por La Voz en marzo de 2006 se daba cuenta de que el año anterior se habían tramitado mil denuncias a conductores sin carné, a las que habría que sumar todos los que no han sido detectados. Porque si tantas personas salen a la carretera sin permiso de conducir, sin seguro o con copas de más, es porque saben que son muchas las posibilidades de que nadie les pare en el camino.

Y si no va a haber suficientes controles en las carreteras, especialmente nocturnos y de madrugada, si los conductores pueden saber dónde puede haber un coche de la Guardia Civil porque habitualmente frecuentan las mismas zonas y se les puede esquivar por una ruta alternativa, de poco sirve que se endurezcan las sanciones. Quizá a veces es mejor no ver la realidad y quedarse con datos relativamente favorables de España o no tan positivos de la provincia, pero desgraciadamente, los muertos están ahí. Y ante eso, no se puede mirar para otro lado.

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