Pepe Torres Stinga, el libertador de Haría

Por Domingo García ¿Es José Torres Stinga, un chantajista político? Desde mi particular visión, diría claramente que sí, pues no se entiende, a qué viene intentar meter miedo a la población de la isla, con su matraquilla, de que se le pague el ...

5 de abril de 2010 (21:10 CET)
Por Domingo García
¿Es José Torres Stinga, un chantajista político? Desde mi particular visión, diría claramente que sí, pues no se entiende, a qué viene intentar meter miedo a la población de la isla, con su matraquilla, de que se le pague el ...

¿Es José Torres Stinga, un chantajista político? Desde mi particular visión, diría claramente que sí, pues no se entiende, a qué viene intentar meter miedo a la población de la isla, con su matraquilla, de que se le pague el dinero que se le debe al ayuntamiento de Haría, por el canon de los Centros Turísticos situados en su municipio.

¿Qué quiere decir cuando habla, que a partir de el lunes se va a pasar de los lazos amarillos a medidas contundentes con tensión para la isla? ¡temblando me quedo!

¿Puede haber mayor chantaje a Lanzarote, que amenazar con los Centros Turísticos? Pero bueno, a dónde vamos a ir a parar, si hasta los alcaldes, personas que se les presupone ponderación en sus actos, toman la bandera del populismo y se tiran al monte al grito de ¡la calle es mía!, perdón, eso lo dijo Fraga, en qué estaría yo pensando, que en todo caso, Pepe Torres gritaría ¡los Jameos, son míos!

El alcalde Ha confundido el campo de batalla, repite una y otra vez, que esta lucha es por los vecinos de Haría, sus vecinos, y que nada tiene que ver con su lucha interna en Coalición Canaria y el grupo dirigente del mismo, y ni mucho menos contra el actual grupo de gobierno en el Cabildo, pero perdone que les diga, y con el mayor respeto, ¡no me lo creo! Y aquí, entre nosotros ¿Usted, Sr. Alcalde, piensa que alguien le cree?

Desgraciadamente, el denunciar oficialmente, no me vale la queja mañanera en los medios de comunicación, un día antes de que se produjera la moción de censura, que habilitó al actual grupo de gobierno del cabildo, resta poder de convicción a una petición justa, que se ve empañada por tintes de revancha.

La salida de tono , con sus amenazas, da qué pensar, que lo que realmente molesta, es el no estar de acuerdo con un pacto político, que desde el primer momento se estuvo en desacuerdo, queda la duda de saber qué es lo que se quiere cobrar, si el canon por los Centros o el peaje político por el pacto del Cabildo.

Los Centros Turísticos, son bienes comunes de la población de Lanzarote, un referente para el turismo que nos visita, turismo del que vivimos la inmensidad de nosotros, incluido Usted y los vecinos de Haría, no pretenda que en sus manos, la de alcalde, pasen a ser juguetes con los que intente divertir a sus vecinos, tal vez buscando el voto, o peor aún, que se conviertan en armas con los que amedrentar a sus opositores políticos, ¡si no me dejan jugar, rompo la baraja! Eso, que sería normal, dicho por un tramposo de cantina, queda muy feo, en boca de un alcalde, que debería, en todo momento, respetar las leyes .

Podría cuestionarse ¿Por qué no? Si la forma y la cantidad, en que está establecido el canon que pagan los Centros Turísticos a los ayuntamientos, es el más adecuado y razonable para dichos ayuntamientos, pero también, y habría que mirarlo con lupa, para el resto de la isla.

Dando por sentado, que el ayuntamiento tiene derecho a recibir el dinero estipulado con el Cabildo, esto, no le puede facultar para que se tome las leyes por su mano. Si de verdad, cree que está en su derecho el reclamar una deuda , que no cuestiono, para eso están los juzgados y no el chantaje puro y duro, ¡si no me pagan , armo la de dios! debe pensar el Sr. Stinga, sin pararse a pensar, que las normas están para todos y las leyes están para algo, los impagos se denuncian el los tribunales, que para algo están los jueces, que por cierto, no entienden más denuncias que las tramitadas por medio de abogados, lo de los lazos de colores queda muy bonito en la foto y como propaganda populista, pero inútil ante los tribunales.

Se imaginan a los acreedores de instituciones públicas yendo con una pistola a cobrar a los ayuntamientos o a los cabildos, eso sí, después de haber puesto durante sus correspondiente diez días, en el balcón de su casa, un lazo amarillo. Cosa de locos, o habría que ir pensando, cosas de Pepe Torres.

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