ORGULLO O ENVIDIA

"Dicenme que hace Lopicocontra mis versos adversos;pero si yo versifico,a ese Lopico, lo pico. "Luis de Góngora. Al español se le suele colgar el sambenito de la envidia. Y cuando Salvador ...

3 de marzo de 2006 (21:26 CET)

"Dicenme que hace Lopico

contra mis versos adversos;

pero si yo versifico,

a ese Lopico, lo pico. "

Luis de Góngora.

Al español se le suele colgar el sambenito de la envidia. Y cuando Salvador de Madariaga afirma que en el reparto de los vicios capitales, le tocó al inglés más hipocresía que a los franceses y españoles, al francés más avaricia y al español más envidia que a los otros dos, estamos ante una generalización que sólo puede admitirse con muchas restricciones. Puede darse entre el español la envidia, que duda cabe. Pero no es una característica generalizada.

La envidia supone, de hecho, considerarse inferior al envidiado. Y el español es demasiado orgulloso para admitir que es inferior a otro. Aquí lo que se oye es: "Me gustaría envidiar a alguien. Pero ... ¿a quién?"

El español no envidia a quien triunfa, le desprecia, que es distinto. Estima que el bienestar que rodea al triunfador se lo han quitado a él. Acostumbrado a crecer en el favoritismo, la recomendación, el amiguismo, el enchufismo y la lisonja, nunca reconoce el talento y la perseverancia ajenos. Desconfía del trabajo como sistema para destacar en la vida y prefiere esperar el "pelotazo". Y si alguna vez consigue el triunfo, vive atosigado por la creencia de que todos conspiran contra él, defendiéndose a diestro y siniestro.

Este es el español. Muchas veces, derrocha más esfuerzos impidiendo que los demás triunfen que realizando los necesarios esfuerzos para triunfar él. Y lo hace así no porque seconsidere inferior al adversario. Su individualismo, su orgullo, le impide reconocer que nadie pueda ser superior a él.... Siempre desconfiando de cuanto le rodea, con el brazo imaginariamente en alto para defenderse de los posibles golpes que van a caer sobre él, sale a la calle dispuesto a atacar antes de se atacado. Su lema: "El que da primero da dos veces".

No sólo es así, el español de a pie. No. Las cumbres de la intelectualidad, los forjadores del "Siglo de Oro", se tiran a degüello unos a otros. Luis de Góngora arremete contra Lope: "Dicenme que hace Lopico..."A Juan Ruiz de Alarcón no le respetan ni el defecto físico de la joroba ... y Juan Fernández ironiza: "Tanto de corcova atrás / y adelante, Alarcón, tienes, / que saber es por demás / de dónde te corco-vienes / o a dónde te corco-vas ". Y si los intelectuales, los cerebros cultivados, defendían de tan egoísta manera su poca productiva "hacienda literaria", viendo descomunales enemigos en todos los de su oficio, puede imaginarse como defenderán otros, sus haciendas, nada literarias, pero mucho más productivas, fomentándose así la desconfianza y la insolidaridad.

El envidioso lo es por considerarse inferior. El español, en el fondo, siempre se considera más alto, más guapo, más valiente, más inteligente, más sano y más todo que el resto de sus contemporáneos. Si no triunfa, considerase estafado por los triunfadores, puesto que él "vale más". En definitiva, es superior a los demás y está convencido de que nunca fracasa por su carencia de méritos. Fracasa, sencillamente, por "vivir en España". Y se consuela repitiendo -a cada momento- la gran droga justificativa: "¡Qué país....!"

Francisco Arias Solis

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