Ante todo, La Voz de Lanzarote quiere dar esta semana las gracias. Gracias a los colectivos, a las asociaciones, a los políticos (muchos de ellos de la propia Coalición Canaria), a los sindicatos y, sobre todo, a los lectores y oyentes de este grupo de medios, que se han volcado para darnos su apoyo. Es la lectura más positiva que podemos sacar del auténtico atentado contra la libertad de expresión que este jueves ha sufrido este grupo de medios.
A todos ellos, nuestro agradecimiento y un mensaje: no nos van a acallar. Y ahora, menos que nunca, que lo tengan claro. Lo único que han conseguido esos ocho consejeros es dejar perfectamente claro el escaso respeto que sienten por la democracia y por la institución a la que representan, y que les paga el sueldo. El sueldo que sale del bolsillo de todos los lanzaroteños, y que debería servir para que se dedicaran a trabajar, cada uno en sus respectivas áreas de gobierno, en lugar de perder una mañana de trabajo (además de todas las que habrán invertido orquestando y preparando este burdo ataque), en una rueda de prensa tan descabellada como ésa.
Es evidente que ellos son sólo el brazo ejecutor. Los que han tenido que salir a dar la cara. El verdadero artífice, el que les mandó al frente, ha preferido esta vez esconderse. Ha enviado a ocho lacayos a hacerle el trabajo sucio. A defender algo en lo que, al menos alguno de ellos, ni siquiera cree. Pero es lo que toca. Obedecer al rey y señor del Cabildo. Dar la cara por una mentira. Por muchas mentiras.
Si no fuera por lo grave del episodio que han protagonizado, resultaría hasta cómico. Un político ofendido manda a sus chicos a despotricar contra un medio porque no le gusta cómo hablan de él. O porque no le llaman para entrevistarle en un programa de radio. Que no se engañe. Lo que no le gusta es que nadie cuestione lo más mínimo de su grandioso ser. No quiere un medio que informe y dé cuenta de lo que realmente hace y de lo que no hace, y por eso ha decidido aplicar su propia censura, en este caso en forma de veto a un grupo de comunicación.
No es el primero al que le pasa. Muchos han hecho antes cosas similares. Eso sí, son dictadores con nombres y apellidos. Parece que es la estela que nuestro presidente del Cabildo quiere seguir.
Ha mandado a sus chicos del Cabildo a decir que no van a hablar más con La Voz de Lanzarote y con Radio Lanzarote, porque afirman que desde este grupo de medios se le ha "injuriado" y "difamado". Sin embargo, ni un solo ejemplo. La Voz los pidió expresamente durante la rueda de prensa e incluso preguntó por qué no había acudido el señor San Ginés a los Juzgados, considerando que las injurias y las calumnias son delitos. Sin embargo, este medio sólo obtuvo una respuesta nerviosa del que ejerció de portavoz, Marciano Acuña, diciendo que no se admitían preguntas y que se remitían al comunicado que había leído. A un comunicado que debería sonrojarles y dejar una mancha imborrable en su expediente político.
No hay ejemplos y no hay denuncias por una razón muy sencilla: porque mienten. Mintió el que redactó ese comunicado, quizá escrito del propio puño y letra del señor presidente cabildicio, al que al parecer le sobra el tiempo. Mintió quien le dio lectura ante buena parte de los medios de comunicación de la isla, a los que convocaron a esa rueda de prensa bajo engaños, sin anunciar siquiera de qué iban a hablar. Y respaldaron la mentira los otros siete consejeros que allí se sentaron.
No fue la única falacia. También, como un coro de niños chicos defendiendo a su amiguito, aseguraron que este grupo de medios había vetado previamente a Pedro San Ginés. ¡Mentira! Y como la mentira tiene patas muy cortas, basta con buscar en la hemeroteca de lavozdelanzarote.com. Se han cubierto sus ruedas de prensa y se han publicado las notas de prensa que envía su abultado gabinete de prensa para dar cuenta de su gestión. Si son pocas, o si tienen poco para contar, no es culpa nuestra.
Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Pretende el señor San Ginés organizar también la agenda de Radio Lanzarote y decidir cuándo debe entrar, cuántas veces se le debe entrevistar, a qué hora y en qué programa? Un año y medio después, ¿sigue pataleando porque Alberto Acosta no le llama para entrar en La Destiladera? Lo dicho, si no fuera por lo grave y lo grotesco que es el asunto, resultaría hasta cómico.
Decían en su rueda de prensa que no "juzgan" a los profesionales de esta casa, sino la "línea editorial" del medio. ¿Y quiénes son ellos para juzgar una línea editorial de un grupo de comunicación? ¿Quiénes son ellos para decirnos que no podemos informar de lo que consideremos oportuno, por más que le moleste al señor presidente?
Afortunadamente, y en nombre de todos los profesionales de esta casa, y en particular de los de La Voz de Lanzarote, podemos decir que con nuestros aciertos y nuestros errores, estamos satisfechos del trabajo que realizamos cada día. No sabemos si ellos podrán decir lo mismo, especialmente después de haber retratado de esta forma cuál es su nivel.