No se olviden de Said

Por José Morales Brum Eran pasadas las 23:30 horas de aquel trágico 21 de diciembre del año pasado, Said Dambar jamás pensó que a poco de salir de ver un partido de fútbol se encontraría con la muerte por el solo hecho ser saharaui.La ...

22 de julio de 2011 (17:09 CET)
Por José Morales Brum
Eran pasadas las 23:30 horas de aquel trágico 21 de diciembre del año pasado, Said Dambar jamás pensó que a poco de salir de ver un partido de fútbol se encontraría con la muerte por el solo hecho ser saharaui.La ...

Eran pasadas las 23:30 horas de aquel trágico 21 de diciembre del año pasado, Said Dambar jamás pensó que a poco de salir de ver un partido de fútbol se encontraría con la muerte por el solo hecho ser saharaui.

La bala asesina que lo mató a todos nos mató algo, su muerte conmovió a todo el pueblo. Menos a sus verdugos por supuesto. Yo no conocí a Said en persona, pero es mi hermano. Said ya no es el hijo de Khira y de Sidahmed, Said es hijo del pueblo saharaui, por ende es mi hermano, nuestro hermano.

Hoy 22 de julio se cumplen 7 meses de su crimen y el pueblo saharaui y el movimiento solidario claman verdad y justicia, la misma que exige paraHAMDI LEMBARKI, ABACHIJ LEKHLIFI, NAJEM ELGARHI, DAUDI BRAHIM NAJEM, BABI MAHMOUD GARGAR, HBAD HAMMAD, KHADIJETU EBHAIA y tantos otros mártires del pueblo.

Si los esbirros asesinos a sueldo del régimen marroquí creyeron que nos cansaríamos pronto, muy equivocados están, tan equivocados como que el Sáhara Occidental es de ellos. Seguiremos cueste lo que cueste y pese lo que pese, seguiremos siendo la piedra en el zapato de sus criminales.

Seguiremos golpeando puertas, seguiremos denunciando su crimen en donde haga falta, seguiremos adelante con la verdad, mientras que sus verdugos se pasean impunes por las calles de El Aaiún, y la familia Dambary las familias solidarias son acosadas, humilladas, agredidas, torturadas, el sentido altivo de su dignidad les hace seguir y seguirán a hasta conseguir verdad y justicia.

Su cuerpo inerte permanece allí, en esa cámara de frío del Hospital Ben El Mehdi, de El Aaiún. Pero su memoria late roja, candente y vibrante en nuestros corazones.

Mientras su cuerpo siga allí, sin recibir la honra del pueblo y sin recibir la sagrada sepultura que se merece, seguirá habiendo crespones negros en las banderas, que se agitan por verdad y justicia, por libertad para su pueblo. Said no es el último, no se olviden de Said.

LO MAS LEÍDO