Nacionalismo

La pasada semana LA VOZ ofrecía los datos de una interesante encuesta en la que nuestros lectores opinaban sobre el incierto futuro del nacionalismo. Los resultados eran claros: las ansias de poder y los personalismos son los ...

15 de agosto de 2005 (19:38 CET)

La pasada semana LA VOZ ofrecía los datos de una interesante encuesta en la que nuestros lectores opinaban sobre el incierto futuro del nacionalismo. Los resultados eran claros: las ansias de poder y los personalismos son los ...

La pasada semana LA VOZ ofrecía los datos de una interesante encuesta en la que nuestros lectores opinaban sobre el incierto futuro del nacionalismo. Los resultados eran claros: las ansias de poder y los personalismos son los responsables de una fragmentación cuyo efecto es fácil de intuir en las próximas elecciones.

No parece que este tipo de sondeos y otros muchos que se están realizando caigan en saco roto. Más bien al contrario. En las formaciones de corte nacionalista están tomando buena nota de todo y están percibiendo el pulso de la población, una población cada día más desencantada con la política y más desencantada si cabe con el nacionalismo. ¿Cómo se puede transmitir un mensaje serio, sereno, coherente y cohesionado con lo que ha sucedido en el último año y medio? Va a resultar difícil, desde luego.

Aunque los partidos nacionales no estén de acuerdo, que no lo están, parece que hay razones más que suficientes para justificar la existencia de una formación canaria de corte nacionalista, algo lo más parecido a Coalición Canaria (CC). La experiencia de los años vividos en democracia ha puesto de manifiesto que el discurso de los que forman parte de esta región española alejada muchas millas del continente se diluye dentro de los grandes partidos, que administran su política autonómica de la forma que consideran más conveniente en cada momento pero que ciertamente no han atendido hasta ahora los problemas de Canarias como se debía, como si de una prioridad se tratara.

Ideologías al margen, por tanto, la sociedad de las Islas parece dispuesta a apoyar a esa formación nacionalista que sirva de alternativa a los dos grandes partidos, Partido Popular (PP) y Partido Socialista (PSOE), aunque no de cualquier manera. Son los nacionalistas canarios los que no se lo están poniendo nada fácil. Más bien al contrario. Es tal la división, la fragmentación en decenas de siglas, que el ciudadano no sabe muy bien con qué carta quedarse.

CC sigue siendo la formación que parte con mayores opciones de cosechar el éxito que ya ha obtenido en elecciones anteriores. Sin embargo, entre sus dirigentes existe una lógica preocupación que se traduce en el trabajo que se está realizando ya para intentar que tanto la militancia como el voto ahora desperdigado se vuelvan a unir bajo una misma bandera. No va a ser una tarea fácil. Como han expresado claramente los lectores de este diario, los personalismos y las luchas de poder han abierto una herida que va cicatrizando poco a poco, pero que no termina de cerrarse.

Los que no creen en la necesidad de que deba existir un nacionalismo canario deben estar contentos, porque sus rivales atraviesan su peor momento. Queda poco más de un año para las elecciones locales y autonómicas de 2007, y el panorama se dibuja ciertamente complejo. ¿Habrá tiempo para recomponer la figura perdida, los ciudadanos se inclinarán por una gran opción que luche con los partidos nacionales o dividirán su voto entre las muchas ínsulas que se han creado? Son preguntas de difícil respuesta.

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