Mis particularidades

9 de octubre de 2015 (22:08 CET)

Estos días no para de darme vueltas en la cabeza la palabreja que nos sueltan en una de tantas reuniones que hemos tenido desde principio de curso, como si fuese un tecnicismo: las particularidades.

¡ No hay que asustarse! Una particularidad no es nada malo. Sólo es una singularidad,  una peculiaridad que distingue una cosa de otra de su misma clase o especie.

No creo que haya niños y niñas mejores que otros, pero sí se está dando el caso de niños a los que se les ha robado la oportunidad de una mejora en su calidad educativa. Hablo de los niños y niñas del CEIP Guenia de Guatiza.

No hay, seguro, bajeza mayor que la de un adulto asaltando a un niño: primero le doy una profesora que le había prometido para luego quitársela.

- "¿ Dónde está la seño? "

-  " Dando clase en otro cole..."

- " ¿ Y por qué? "

- " Porque allí la necesitaban "

- " ¿ Y nosotros? ¿ No la necesitábamos? "

Es difícil recuperar la confianza de un niño al que has engañado, porque ellos son inocentes pero saben qué está mal y no entienden esto. A estas edades,  crean vínculos con los profesores enseguida. Todos ustedes que trabajan para la educación deberían saberlo. Tratan ustedes con personas con nombres y apellidos como bien dijo nuestra presidenta del Ampa, no con números.

Hay muchos tipos de colegios: religiosos, laicos, privados, concertados, públicos, unitarios, y de distintos niveles (1, 2, 3,...) Creo que calidad y cantidad no van de la mano y que menos es más. Por eso elegí el CEIP Guenia, un colegio que para mi ofrece lo imprescindible: unos profesores por aula, comprometidos con su trabajo, que día a día valoran y refuerzan positivamente el trabajo de sus alumnos.

Los colegios grandes y con muchos medios no son los mejores en la mayoría de los casos.  En muchos de estos centros hay situaciones de violencia física y psicológica entre alumnos que los profesores no pueden controlar y para los que existe un gran vacío legal.

En la Sabana, los niños y niñas dan clases en chabolas o tiendas con una profesora que les enseña lo básico y todos se conforman. Su nivel cultural es bajisimo pero son muy felices por otras razones.

Aquí, afortunadamente,tenemos más cultura y más medios, y no aceptamos comparaciones de ninguna clase.

No los hemos traído a un colegio unitario, con todos los respetos a estos centros, ni vamos a consentir que por su mala administración nuestro centro siga bajando de categoría. Porque es público y es gratuito pero el dinero para mantener este sistema sale de mis impuestos y me niego rotundamente a que otros colegios públicos tengan privilegios.

La Constitución nos iguala a todos y la Ley así nos lo dice, más si cabe en caso de menores.

Si un colegio público necesita un profesor, dos o tres, que los tenga. No hay dinero mejor invertido que el que se haga en educación porque éste se revertirá en el futuro.

Cualquier otra vía  lleva al clasismo,  la discriminación y el elitismo, conceptos todos anticuados pero clásicos en sociedades cerradas.

Nos insultan ustedes, a nuestra inteligencia y a estos niños cuando nos doran la píldora alabando las virtudes de los grupos mixtos.

Esto es una falta de educación.

No se quejen de falta de presupuesto,  que por ahí deben estar los 180 mil € para la obra de mejora de nuestro colegio que no se ejecutó.

De malas políticas educativas no puede esperarse que resulte una buena educación.

La buena política educativa implica participación social, diálogo y consulta permanente con la comunidad educativa, y una adecuada priorización de la inversión : lo más importante no es cuánto sino en qué y cómo se invierte en educación.

Muy pocos se preocupan y ocupan de lo importante : qué y cómo se enseña; qué y cómo se aprende;  qué, cómo y para qué se evalúa. No tienen la suficiente cultura, la educación o el interés necesario para esto.

El afecto, la curiosidad, el amor por la lectura,  el gusto de aprender, la ausencia de maltrato, de miedo, son los ingredientes indispensables de una educación de calidad.

Estas son mis particularidades,  las del colegio donde van mis hijas, el CEIP Guenia.

 

Por Virginia Barreto Cruz.

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