Medio llenos o medio vacíos

Hace sólo unos días, desde Asolan daban un titular alarmante a los medios de comunicación: "Lanzarote registró en julio la ocupación más baja del siglo". Un dato sin duda preocupante que alimentaba los temores sobre la ...

18 de agosto de 2006 (07:57 CET)

Hace sólo unos días, desde Asolan daban un titular alarmante a los medios de comunicación: "Lanzarote registró en julio la ocupación más baja del siglo". Un dato sin duda preocupante que alimentaba los temores sobre la ...

Hace sólo unos días, desde Asolan daban un titular alarmante a los medios de comunicación: "Lanzarote registró en julio la ocupación más baja del siglo". Un dato sin duda preocupante que alimentaba los temores sobre la supuesta crisis del turismo en la isla, y al que desde luego nos tenían poco acostumbrados desde la patronal hotelera. Hasta hace poco tiempo, el pesimismo era cosa de Aetur, mientras que Asolan tendía a ver el vaso medio lleno.

Ahora, parece que los hoteles han pasado a estar medio vacíos, y quienes tienen que encargarse de poner las dosis de optimismo y esperanza son las respectivas consejerías de Turismo, tanto del Gobierno de Canarias como del Cabildo de Lanzarote. Y los datos no cuadran. Porque mientras los empresarios del sector lamentan mes a mes que el turismo va de capa caída, desde las instituciones aseguran que no es para tanto, que el número de turistas aumenta y que si baja un poco la ocupación es por el aumento de las camas en el mercado. Y para argumentarlo, aportan cifras que poco tienen que ver con las que dan desde las patronales.

Probablemente, como en todo, la verdad esté en el medio. Ni estamos para tirar voladores, ni estamos yendo al caos y a la ruina. De hecho, basta con ver Lanzarote estos días. Basta ver que hay que pedir permiso y hacerse hueco para poder instalar tu toalla en una playa de la isla, y también basta ver que resulta imposible conseguir a estas alturas una habitación en cualquiera de los establecimientos turísticos de la isla (ya sea hotel cinco estrellas o apartahotelito del montón). "Hasta finales de agosto, imposible", responden desde las recepciones.

Es cierto que agosto no salva el año, y que por más que este mes pueda haber un importantísimo repunte en la ocupación, no es suficiente. Entre otras cosas, porque una de las mayores amenazas para la isla es que, contra lo que sucedía antes, ahora se está convirtiendo en un destino estacional, que sólo se llena de verdad en fechas clave. Y también es cierto que a Lanzarote le faltan muchas cosas para poder seguir siendo un destino competitivo, pero todo esto no puede ser excusa para centrar el debate sólo en la necesidad de oferta de ocio complementario, porque la "salvación" del turismo en esta isla no puede pasar sólo por los campos de golf, los puertos deportivos o los parques temáticos.

Ese debate no deja de ser importante, pero antes de pensar en grandes obras habría que dar soluciones a lo más elemental, como por ejemplo resolver de una vez el problema de los taxis en la isla. Porque después de los ríos de tinta que han corrido sobre este tema aún no hay soluciones, y conseguir un taxi en el aeropuerto o en el puerto en los días punta sigue siendo casi un milagro, al igual que lo es por ejemplo conseguirlo en Costa Teguise en los días en los que hay mercadillo en La Villa. Y si no ofrecemos servicios de calidad, difícilmente podremos aspirar a recibir turistas de calidad.

Y la calidad que Lanzarote puede ofrecer pasa por un buen sistema de transporte, por unos establecimientos alojativos en los que no se note el paso de los años, por una atención cuidada y profesional, por una sonrisa a tiempo... Y también pasa, por ejemplo, por acercar al turista a la esencia de la isla, que es en definitiva lo que buscamos casi todos al viajar a otro lugar. Y tenemos muestras de ello muy cerca.

Por ejemplo, la gran aceptación que tuvieron las jornadas gastronómicas organizadas el pasado fin de semana por los empresarios de Costa Teguise, donde se podía ver a los turistas muy atentos al proceso de elaboración del gofio, probando postres canarios o degustando, adquiriendo y hasta recomendando a otros turistas algunos malvasías lanzaroteños.

También lo vemos en el Mercado Agrícola que recientemente ha estrenado Tinajo, y que cada semana se está llenando de visitantes, tanto de la isla como turistas. O en la fiesta de la vendimia que se organiza en la bodega La Geria una vez al año, con motivo de la festividad del 15 de agosto, y que una vez más volvió a estar abarrotada de gente que quería disfrutar de toda una puesta en escena que recrea el proceso ancestral de la vendimia, con sus camellos y su pisada de la uva, con la que muchos volvieron a atreverse. Todo un reclamo para promocionar los vinos lanzaroteños y, a la vez, para dar un nuevo atractivo al turista. Y es que a veces, las soluciones están en lo más elemental, querida isla.

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