Las obscenidades de la política

Bajo, rastrero, soez y machista, muy machista. Esos son los primeros calificativos que se vienen a la cabeza al ver el ataque del que han sido objeto muchos ex integrantes del PIL, que hoy militan en Coalición Canaria. Porque ...

23 de febrero de 2007 (05:34 CET)

Bajo, rastrero, soez y machista, muy machista. Esos son los primeros calificativos que se vienen a la cabeza al ver el ataque del que han sido objeto muchos ex integrantes del PIL, que hoy militan en Coalición Canaria. Porque ...

Bajo, rastrero, soez y machista, muy machista. Esos son los primeros calificativos que se vienen a la cabeza al ver el ataque del que han sido objeto muchos ex integrantes del PIL, que hoy militan en Coalición Canaria. Porque por más que su antiguo partido o sus antiguos votantes puedan reprocharles cosas en el terreno de su vida pública, a lo que no hay derecho es a mancillar la imagen personal y la vida privada de las personas. Y esta vez, los panfletos con los que en la noche del pasado lunes se empapeló La Graciosa no sólo son de una tremenda bajeza, sino que incluso pueden ser constitutivos de delito, tanto de injurias como contra el derecho al honor.

Desde el Partido de Independientes de Lanzarote se apresuraron a desmarcarse y a criticar esta campaña pero, aunque en uno de los dos panfletos figura su logotipo y aseguran que ha sido manipulado, no van a emprender acciones legales contra los autores. De hecho, hasta han aprovechado el río revuelto para lanzar sus teorías sobre que los responsables son en realidad miembros de Coalición Canaria, supuestamente molestos con cómo se estaban configurando las listas electorales. En fin.

No vamos a poner en duda la palabra del presidente del PIL, Antonio Hernández, cuando asegura que no ha sido una estrategia de su partido. Pero si ha sido obra de un particular, resulta bastante rebuscado pensar o insinuar que pertenezca al mismo partido que los agraviados, y no al de sus grandes enemigos y ex compañeros de filas.

En cualquier caso, y al margen de cuál sea su ideología política, lo que han dejado bien claro los autores es cuáles son sus valores y su catadura moral. Porque una cosa es llamarle tránsfuga a alguien, y otra muy distinta llamarle farlopero, borracho o golfa, y dedicarse a jugar con fotomontajes obscenos y pornográficos, que incluso han podido caer en manos de niños, porque los panfletos adornaban casi todas las calles de La Graciosa. Y lo más indignante del asunto es que, obviamente, el ataque sexual sólo estaba dirigido a las mujeres, que son las que se llevan la peorparte, o al menos la más soez y burda.

Porque los "valientes" autores de esta campaña, como suele suceder con muchos retrógrados machistas, sólo usan las supuestas "bromitas" sexuales contra la presidenta del Cabildo y contra la alcaldesa de Arrecife. Las caras del resto de los hombres atacados no las superponen con fotografías pornográficas. Es sólo la crítica facilona a la mujer, por el hecho de serlo. Y también es la muestra del bajo, bajísimo, nivel del debate político en la isla. Porque independientemente de que esta campaña haya surgido o no de un partido político, lo cierto es que es un reflejo, aunque exacerbado y llevado al extremo, de lo que vemos día a día. Y es que parece que la política lanzaroteña se ha quedado sin argumentos. Y no porque no haya cosas que criticar, sino porque casi todos los partidos tienen bastante que callar. Sobre todo al hablar de crisis internas y de "transfuguismos".

Hasta los que venían vendiéndose como una alternativa diferente para terminar con las formas de la política insular han acabado siendo más de lo mismo, y mientras unos mantienen su acta de consejero del Cabildo y preparan su nuevo partido a ritmo de carnaval, recaudando fondos con un chiringuito no exento de consignas políticas preparatorias, otros integrantes tanto de Alternativa Ciudadana como del PP, de CC, del PIL y hasta del PSOE buscan nuevos caminos en otras formaciones políticas.

Y todo ello podría llevar a que un ciudadano se harte y hasta se tome a risa a sus representantes públicos, pero a lo que no puede llevar nunca es a caer en el insulto, en el ataque personal y en la inmoralidad. Si a alguien no le gusta lo que hay, debería buscar argumentos y criticarlo, pero no descender a los infiernos de la injuria y el ataque facilón. Tanto en la política insular como en la nacional, ya está bien del "tú más". Ya está bien de ofender a la inteligencia cambiando debate por confrontación estéril y vacía de contenido. Que cada cual se mire al espejo y corrija sus errores, y se deje de mirar siempre el del otro para decir "lo tuyo es peor".

Y si al autor de estos panfletos, sea político o no, no le gusta la alcaldesa de Arrecife o la presidenta del Cabildo, que critique su gestión y su trayectoria política, pero que no se escude detrás de burdos ataques machistas que, en definitiva, al único al que retratan es a sí mismo. Definitivamente, demasiado torpe para ser una estrategia de partido.

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