Las elecciones de los castigos

Conforme el recuento de votos iba avanzado en la noche del 27-M, se iba extendiendo una sensación generalizada por la isla: el verdadero ganador de las elecciones estaba siendo Dimas Martín. Desde prisión, el líder del PIL ...

1 de junio de 2007 (05:10 CET)

Conforme el recuento de votos iba avanzado en la noche del 27-M, se iba extendiendo una sensación generalizada por la isla: el verdadero ganador de las elecciones estaba siendo Dimas Martín. Desde prisión, el líder del PIL ...

Conforme el recuento de votos iba avanzado en la noche del 27-M, se iba extendiendo una sensación generalizada por la isla: el verdadero ganador de las elecciones estaba siendo Dimas Martín. Desde prisión, el líder del PIL consiguió derrotar a aquellos que le habían abandonado y, aunque realmente el partido retrocedió en votos y quedó como segunda fuerza, por debajo del PSOE, la diferencia fue tan escasa que ni siquiera en la sede de los socialistas se pudo vivir una gran fiesta y la verdadera explosión estaba en el cuartel general del PIL, porque además de un resultado inesperado, los de Dimas sobre todo consiguieron venganza.

Las urnas han vuelto a demostrar que este partido, y en particular su líder, tienen una importante conexión con buena parte de la sociedad lanzaroteña. Poca gente dirá que Dimas Martín es un hombre completamente inocente que ha recibido condenas injustas, pero lo que sí es habitual escuchar es que "otros son peores y están libres" o que "al menos él ha hecho algo por la isla". Es casi una cuestión de piel que va más allá de argumentos racionales y, precisamente por eso, este domingo volvió a dar la campanada.

Porque muchos acudieron a votar con el corazón y con las tripas y más que premiar al PIL, querían castigar a los que consideraban traidores. Y ahí, sin duda, estuvo el error de estrategia de Coalición Canaria. En pensar que Isabel Déniz, Juan Pedro Hernández o Inés Rojas iban a poder aportarles votos del PIL, cuando lo único que consiguieron fue todo lo contrario. Consiguieron movilizar el voto de la indignación y del castigo, que resucitó y volvió a encumbrar a un partido que parecía herido de muerte.

Si tras la primera sorpresa se analizan los datos fríamente, lo cierto es a Coalición Canaria ni siquiera le fue tan mal. Además de mantener sus fortines de Haría y Tinajo, de la mano de dos candidatos con peso propio dentro del partido, lo cierto es que incluso en las instituciones en las que dejaron como cabezas de lista a ex integrantes del PIL, sus resultados no fueron tan catastróficos como pudo parecer el pasado domingo.

Han ganado un consejero en el Cabildo, han subido notablemente en Teguise con respecto a las últimas elecciones y la única gran derrota real se vivió en Arrecife, pero no hay que perder de vista que ahí, además de jugarles en contra la candidata escogida, también les pasó factura la división vivida hace cuatro años en CC, y que ha dado lugar a que fuerzas como el PNL y el CCN se hayan presentado ahora por separado y hayan restado un importante volumen de votos nacionalistas sobre todo en la capital.

Por eso, para haber atravesado sus propios problemas internos a principios de la legislatura, realmente los resultados de CC no estuvieron tan mal y en general parecen haber mantenido a sus tradicionales votantes. El verdadero error estuvo en intentar trasmitir que iban a pasar de tercera a segunda o incluso primera fuerza política en la isla, porque eso ha terminado dando una mayor sensación de derrota, y sobre todo en pensar que los nuevos fichajes les iban a llegar con un caudal de votos propio debajo del brazo cuando, realmente, lo único que han conseguido es despertar y movilizar al electorado del PIL.

Y es que tras la revuelta legislatura que empieza a quedar atrás, los lanzaroteños han encontrado su forma de aplicar castigos, y no sólo a Coalición Canaria. De hecho, y contra lo que suele suceder después de unos comicios, en los que cada cual busca su lectura positiva y todos son "ganadores", en Lanzarote la mayoría de los partidos salieron a admitir desde el primer momento que sus resultados no eran los esperados.

Al PNL y a su alcalde le castigaron en Yaiza, donde perdió con creces la mayoría absoluta, y el socialista José Juan Cruz ya no podrá gobernar en solitario en Tías. El PP, y aunque precisamente en este municipio ha cosechado sus mayores éxitos, no puede tampoco echar las campanas al vuelo, porque ha perdido votos en casi todas las instituciones y en Canarias ha sufrido un duro retroceso con el otro gran castigado de las elecciones, José Manuel Soria.

Y a todo esto hay que agregar el otro monumental castigo que han dejado las urnas: el de Alternativa Ciudadana, que de tener hace un año unas perspectivas electorales más que prometedoras, ha pasado a desaparecer del Cabildo y de todos los municipios a excepción de Arrecife. Y es que la sociedad tampoco ha entendido la batalla interna que se vivió en un partido que prometía ser una opción diferente, y que terminó con guerras internas de poder y con la salida y fundación de un nuevo partido de Pedro Hernández, al que los electores también le han demostrado que los votos no eran suyos, sino del proyecto.

Ha sido la particular venganza de los votantes que, sin planearlo y cada cual a su manera, con su abstención, su voto en blanco, su voto de castigo o su papeleta hacia un nuevo partido vecinal han conseguido crear un panorama que casi ningún partido hubiera imaginado, ni en la peor de sus pesadillas.

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