Las contradicciones de Pedro Hernández

7 de diciembre de 2006 (03:03 CET)

Decían que no había líderes, que lo de menos eran las personas y que lo importante era el "proyecto ilusionante" en el que se habían embarcado, y en el que los ciudadanos marcarían cada una de sus actuaciones en la vida pública. Sin embargo, como todo partido político, Alternativa Ciudadana se está enfrentando a sus propias contradicciones, y especialmente a las de algunos de sus máximos representantes.

La crisis empezó poco después de nacer como partido y entrar en las instituciones, pero ha ido creciendo y ahora, con las elecciones a la vuelta de la esquina, se ha hecho más evidente que nunca. Porque por más que los alternativos han intentado lavar en casa sus trapos sucios, y han jurado y perjurado que no eran como el resto de los partidos y que ellos sólo mantenían un sano y enriquecedor debate, lo cierto es que la situación ha llegado a un límite en el que ya no se puede ocultar la guerra interna, ni las peleas de bandos.

Y es que además de enfrentarse a los problemas que en la práctica presenta un movimiento asambleario, en el que han ido teniendo que fijar normas para que el partido no se les fuera de las manos, también han vivido en sus propias carnes lo que tanto han criticado: los personalismos y las batallas de poder. Por eso, y aunque ha sido uno de los grandes inspiradores del nacimiento y expansión de Alternativa Ciudadana, Pedro Hernández se resiste ahora a pasar a un segundo plano, y cuestiona los órganos y los instrumentos de toma de decisiones que él mismo ayudó a construir. Por eso, ahora no le parece tan buena idea que se pongan los cargos a disposición del partido, ni que una asamblea pueda decidir retirarle la confianza. Por eso, ahora está en plena "campaña electoral", buscando apoyos en los adscritos y hasta en los no adscritos, para intentar mantenerse en su cargo al menos hasta el fin de la legislatura.

La historia no es nueva. Está sucediendo en el PSOE, que también afronta una durísima batalla interna, donde el que se resiste a dar un paso atrás es el sector de Miguel Ángel Leal, y ha sucedido en el PP, en el PIL y en Coalición Canaria. Pero lo llamativo es que ocurra en un partido que pretendía ser la "alternativa", y con personas que aseguraban que eran totalmente secundarias, porque por encima de ellos estaba el proyecto. Personas que afirmaban que las listas electorales se podían leer de arriba abajo o de abajo arriba, indistintamente, porque el primero era tan importante como el último, y cualquiera estaba preparado para tomar el relevo en un momento dado.

Precisamente con esa filosofía, hablaron en su momento de rotación de cargos públicos, y establecieron que periódicamente, cada concejal o consejero pondría su acta a disposición del partido, para que fuera ratificado en su cargo, o para que se decidiera dar paso al siguiente de la lista. Y eso que parecía tan saludable, para algunos ha dejado de serlo.

Por eso, Pedro Hernández decidió marcharse de una asamblea en la que era su gestión la que se iba a juzgar. Por eso decidió no rendir cuentas ante los compañeros que ese día estaban presentes. Y por eso, esos mismos compañeros acordaron retirarle su confianza y pedirle que entregara su cargo al partido, y tuvieron que notificárselo a través de un burofax.

La explicación de Pedro Hernández es que en esa reunión los ánimos estaban demasiado crispados, y que por eso decidió marcharse y dejar el debate para otro momento. Pero la realidad es que ese día sabía que tenía la batalla perdida, y pensó que una retirada a tiempo podía ser una victoria. Y no es la primera vez que Pedro Hernández aplica esta estrategia. No es la primera vez que rehuye el debate en la asamblea, y luego aplica su propio criterio en las instituciones. De hecho, sus primeros enfrentamientos con Andrés Barreto y con la concejal de AC en Tías, María Emilia Morales, empezaron por esos mismos motivos. Por no respetar lo que se aprobaba en el máximo órgano de decisión que tiene establecido este partido, ante temas como el conflicto de los Centros Turísticos o la polémica construcción de la carretera de Mácher.

Fueron las primeras crisis, y María Emilia decidió entonces abandonar el grupo de trabajo del Cabildo -en el que colaboraba desde que empezó la legislatura-, porque no se sentía capaz de seguir trabajando junto a Pedro Hernández. Y es que o estás con él, o está contra ti. Y por más que no haya sido el único culpable de todo lo que ha sucedido y sucede en Alternativa Ciudadana, y aunque sigue contando con apoyos dentro del partido, lo cierto es que cada vez son más los que creen que la situación se ha vuelto insostenible. Y lo peor es que ha puesto de relieve las debilidades de Alternativa Ciudadana. Un partido que sin duda ha hecho su aportación a la política insular, pero que no tiene ni estructura ni veteranía para enfrentarse a una crisis de este calado, y que podría correr serio riesgo si uno de sus principales representantes decide morir matando.

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