Por Alicia Morilla C. Massieu
Cuando los silencios ocultos deciden no enfrentarse a la verdad, es la antesala de la puerta abierta al desastre, a la locura desmedida del ser humano sin escrúpulos; rastros de huellas en el camino de la vida donde las piedras arrasan ...
Cuando los silencios ocultos deciden no enfrentarse a la verdad, es la antesala de la puerta abierta al desastre, a la locura desmedida del ser humano sin escrúpulos; rastros de huellas en el camino de la vida donde las piedras arrasan todo a su paso, ríos de lava, de fuego de sangre sin importarles a quien arrollan a su paso, dejando laderas, montañas resquebrajadas, rotas de dolor; aguas que se deslizan sin rumbo ni timón, el desatino de una serie de acontecimientos sumidos en el horror y la barbarie cuando el ser humano juega a ser Dios; tiempos de guerras de conjunción e injusticias... donde la desconfianza, el terror, el miedo nos asombra, nos desconcierta.
...Y las lágrimas de la noche caen sin descanso precipitándose ladera abajo, y el turbulento río en forma de remolinos ruge... grita... las aguas se impacientan de tanto descontrol.
Allí en lo alto de la montaña donde la paz, el sosiego, la calma en comunicación con Dios, la serenidad y el amor reina en la humanidad, un tiempo de reflexión donde la unión de los Pueblos, las Naciones, la hermandad y fraternidad acogen al Mundo, al Universo, donde otras Civilizaciones habitan en comunión con la misma sintonía y vibración. Así será La Nueva Humanidad, la puerta abierta del amor nos espera, dejémosle entrar...