Ya publicamos ayer que los Presupuestos Generales del Estado contemplan para 2006 el incremento en siete puntos porcentuales de las subvenciones al transporte aéreo de viajeros entre Canarias y la Península y para los vuelos ...
Ya publicamos ayer que los Presupuestos Generales del Estado contemplan para 2006 el incremento en siete puntos porcentuales de las subvenciones al transporte aéreo de viajeros entre Canarias y la Península y para los vuelos interinsulares, que pasarán del 38 por ciento actual hasta un 45 por ciento. De este incremento, que se aplicará desde el 1 de enero de 2006, se beneficiará también el transporte marítimo de viajeros entre las islas y la Península, no así el interinsular al ser una competencia de la Comunidad Autónoma. La información la adelantó en rueda de prensa el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, quien opinó que el Ejecutivo regional "no debería aportar ni un duro" a la subvención al transporte marítimo entre las islas porque es "obligación íntegra del Estado".
Ahora, lo que a Segura se le olvidó decir es por qué los canarios siguen teniendo la sensación de que esto de los descuentos no es más que una mentira más de las muchas que nos cuentan. De lo contrario, si fuera real que se nos aplica un descuento en las tarifas, ¿cómo es posible que cueste más viajar desde Lanzarote a Tenerife o desde La Palma a Gran Canaria que venir desde la Península con una semana de hotel? Parece exagerado, pero en ocasiones no lo es tanto.
Tal vez emplear la palabra fraude para hablar de lo que está pasando sea muy fuerte. Lo podemos cambiar por "engaño", que es políticamente más correcta. En verdad, y se podría retar a cualquier representante de una compañía a que demuestre lo contrario, el 38 por ciento ahora o el 45 por ciento que viene de descuento se suele aplicar sobre precios que están un 38 o un 45 por ciento por encima de su valor real. Es decir, al final lo que pagamos los residentes canarios no es más que el precio que las compañías estiman rentable para trasladar su pasaje. ¿Qué se hace con la subvención, dónde va a parar todo ese dinero que se entrega a cambio de que los canarios puedan volar en avión o navegar en barco a precios asequibles que les equiparen un poco con los ciudadanos de la Península? No se sabe, es uno de los grandes misterios que se tienen que soportar en esta tierra.
No estaría de más que los políticos de las Islas, que también viajan aunque en la mayoría de los casos no tienen que pagar los billetes de su bolsillo, trataran de convencer a los dirigentes de la nación de que exijan a las compañías aéreas o a los que sean directa o indirectamente responsables de lo que está sucediendo que nos dejen de tomar el pelo. Únicamente se aplica el 38 por ciento de descuento actual cuando aparecen las ofertas, ofertas que curiosamente también tienen los residentes en la Península y los habitantes de Hawai. Está muy bien tener un paraíso como Canarias para descansar, que todos los europeos puedan venir aquí a desestresarse, pero también está muy bien que los que habitan esta tierra puedan tener una calidad de vida que se parezca al menos en algo a la que tienen los habitantes del continente. Será entonces cuando los canarios dejarán de ser ultraperiféricos, ciudadanos de tercera.