Ya han pasado años desde aquella sorpresiva aparición de la cantante lanzaroteña Rosana en el mundo musical español, una aparición que dio rápidamente paso a la fama, a esa cúspide que solamente alcanzan los elegidos, los que ...
Ya han pasado años desde aquella sorpresiva aparición de la cantante lanzaroteña Rosana en el mundo musical español, una aparición que dio rápidamente paso a la fama, a esa cúspide que solamente alcanzan los elegidos, los que tienen talento y clase para llegar arriba. Con su popular y aceptadísima composición de "Talismán" -tal parece que efectivamente el talismán de su creación y la magia de Lanzarote se conjugaran para hacerla llegar rápidamente a lo más alto de la constelación musical- aquellas "Lunas Rotas" dieron paso a toda una amplísima sucesión de lunas, años lunares con la impronta de su peculiar voz y el sentimiento creativo en todas sus composiciones.
Siempre hemos dicho que Lanzarote es mágica, que esta Isla puede promocionar, con su particular magia y magnetismo, la aparición de destinos excepcionales en cualquier campo del arte o, en general, en el variopinto mundo de aquellos llamados a líderes de algo, cosa muy difícil cuando que se sabe que muchos son los llamados y pocos, poquísimos los elegidos. Además Lanzarote con ese "talismán mágico", con el magnetismo de sus volcanes y la estrellita de una suerte ligada al buen hacer -de eso sabía mucho nuestro inmortal César- también hizo de imán de llamada para toda una larga serie de personalidades que nos han elegido y nos han honrado con su presencia a lo largo de muchos lustros. Pero no se crean que el triunfo es fácil, que llegar a la cumbre no requiera esfuerzos y sacrificios, el justo triunfo de Rosana llegó después de lo menos catorce años en Madrid, luchando a brazo partido, perdiendo miles de horas de descanso en pos de sus sueños, lo que ocurre es que casi siempre, cuando hay madera e inteligencia natural, el triunfo, ese a veces efímero sueño, el triunfo de verdad, deja de ser efímero, como es el caso de Rosana, para consolidarse a los más altos niveles, ya no solamente a nivel de este país, sino que extendiéndose por otras áreas geográficas con esa proyección y esa ilusión que nuestra cantante vuelca en todos sus trabajos.
Magia tenía que ser, magia, talismán y amuleto, pero no basado en la mediocridad, como estamos acostumbrados a ver en esas vidas de "famosos y famosetes" que la "telebasura" nos sirve cada día y nos provoca la culminación clara de una vocación, de una voz especial fundida en creaciones variopintas de gran calidad de sus letras y sus músicas. ¡Bienvenida, Rosana, a la magia de Lanzarote, a tu magia especial y a la magia de los grandes, de los casi irrepetibles!