Reza el dicho que la esperanza es lo último que se pierde, y viene esto a cuento de que ¡por fin! se atisba un rayo de esperanza después del bochornoso y perogrullesco espectáculo a que nos ha tenido sometido nuestra primera ...
Reza el dicho que la esperanza es lo último que se pierde, y viene esto a cuento de que ¡por fin! se atisba un rayo de esperanza después del bochornoso y perogrullesco espectáculo a que nos ha tenido sometido nuestra primera Corporación Insular, con ese desgraciado récord de lo menos siete presidentes en lo que va de legislatura -escasamente dos años-. El pleno de ayer puede marcar el inicio de una definitiva etapa de estabilidad en un momento prácticamente crucial para nuestra Isla, un momento en que Lanzarote se ve azotada por una serie tremendamente importante de problemas, que van desde la situación turística a la baja, hasta la urgente necesidad de adecuar y mejorar la red de carreteras, así como la deficitaria y preocupante situación de Inalsa, entre otros no menos importantes. El hecho de que nuestro Cabildo tenga nueva presidenta, Inés Rojas, apoyada por una mayoría sustancial, de al menos dieciséis compañeros más de corporación entre los grupos políticos diferentes comprometidos en el proyecto, hace pensar en que los dos años que aproximadamente faltan de legislatura, transcurran al menos con tranquilidad y tratando de abrir las puertas de su solución. Esa es nuestra esperanza, que comparten los ciudadanos de la Isla, esperamos pues que a partir de ahora nuestro Cabildo vaya recuperando su prestigio y su eficacia, no es mucho esperar aunque nunca se sabe, sin querer ni pretender ser negativos. Uno de los pilares de la acción cabildicia descansa indudablemente en el motor que rige nuestra supervivencia, en la producción de agua potable, y es ahí donde entendemos que se debe actuar con mayor agilidad y contundencia, dada la precaria situación de su buque insignia, Inalsa, castigada or la mala gestión y la fuerte disminución de su eficacia consecuente con el difícil momento que atraviesa. En Inalsa hay que poner en marcha los mecanismos que garanticen no ya solamente su vital producción diaria, sino que también sirva para acabar con toda esa red obsoleta de tuberías que se rompen a cada momento, con pasos hacia la rentabilidad, pero no basadas en extrañas y poco adecuadas "tasas" con las que da la fundada impresión de que quieran recuperar lo perdido y no explicado con exacciones a los consumidores, eso y además -entre otras cosas- poner en marcha de una vez por todas la producción del Agua de Chafariz, que durante muchos años sirvió de elemento y precio regulador cara a los consumidores de aguas embotelladas en general. Creemos que Inalsa debería ser la primera y decidida acción seria del nuevo grupo de gobierno con su Presidenta al frente. ¡Pero quedan todavía muchísimas cosas por hacer y recuperar, así que mantenemos la esperanza en que definitivamente se acometan y se pongan en marcha!