El concejal de Arrecife y asesor de Carlos Meca en el Cabildo de Lanzarote, Daniel Cabecera, ha dicho que si gana las primarias de Arrecife va a conformar una ejecutiva con cinco personas de su gusto.
Todavía no ha dado a conocer la identidad de estas personas, pero a quienes seguimos un poco la actualidad política no nos cuesta imaginar que serán perfiles próximos a Carlos Meca. Específicamente algún consejero del Cabildo y exmiembros del Consejo Insular de Podemos Lanzarote.
Sin detenerme a estimar la valía de este equipo, o su grado de implicación en el día a día de Podemos en el municipio de Arrecife los últimos años, sí me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que Daniel pretenda blindar su ejecutiva con personas de su entorno estrictamente seleccionadas. Porque sin duda parece un movimiento más propio de Carlos Meca que del concejal-asesor.
Contrastan estas maneras con lo que hizo Noemí Santana cuando salió triunfadora en el último proceso de primarias a nivel canario. Al día siguiente se sacó una foto con los otros tres candidatos para enviar un mensaje inequívoco de unidad. Y luego confirmó el mensaje invitando a personas del resto de listas a su ejecutiva, aunque no tenía ninguna obligación de hacerlo.
Sabía Santana que si Podemos quería remontar el vuelo en las islas tenía que dar un giro completo al tipo de política practicada por Meri Pita. Su predecesora había hecho estragos queriendo someter las bases a un estricto control. Se rodeó de un núcleo de fieles y trató al resto de divergentes o enemigos, generando una división y un enfrentamiento enconados a lo largo de todo el Archipiélago.
Carlos Meca hizo exactamente lo mismo en Lanzarote. Construyó un equipo muy cohesionado y cuidadosamente seleccionado en torno a su figura. Y a quienes dejó fuera de ese club exclusivo los llamó trolls. Los divergentes de Meri Pita son los trolls de Carlos Meca, el modus operandi es el mismo.
La ejecutiva de Daniel Cabecera es el último episodio de esta huida adelante cuyo único resultado es la desintegración de Podemos en Lanzarote. Al pretender conformar una coordinadora con personas de su cuerda Meca se aseguraría el control de Arrecife, pero ¿a qué precio? ¿Vale la pena prescindir de las pocas personas que han dedicado tiempo y esfuerzo en Arrecife por tener el control? Muy cortas miras son esas.
Personalmente opino que la influencia negativa de Meca en Lanzarote es equiparable a la influencia de Meri Pita en Canarias. Los suyos son liderazgos tóxicos que ocasionan dolor y división entre personas que supuestamente defienden los mismos principios políticos. Son liderazgos que, sobre todo, obligan a sus seguidores a enemistarse con quienes no son sus seguidores. Liderazgos que consideran inconcebible cualquier negociación que implique pérdida de poder por su parte. Carlos Meca y Meri Pita son pésimos negociadores por la misma razón que son incapaces de tender puentes, ya sea a la interna o con otras fuerzas afines. Prefieren ser líderes absolutistas de un pequeño grupo antes que parte de una confluencia amplia y plural que no puedan manejar.
Daniel Cabecera ha alabado en público varias veces el proceder de Noemí Santana al hacerse cargo de la Secretaría General de Canarias, resaltando las diferencias en las formas y en el trato respecto a su predecesora. Ahora, en Arrecife, él mismo tiene la oportunidad de tomar una decisión muy sencilla. Control o pluralismo. Meri Pita o Noemí. Porque ambas cosas no pueden ser.
La militancia está mirando.
Por Luis Márquez