La comunidad humana

Por Silvia Camino Ramos La sensación que vivo estos días es que en todos los terrenos estamos deshaciéndonos, como si las estructuras que nos han sostenido, y que aparentemente estaban "creciendo" o ingenuamente "evolucionando" en realidad se ...

14 de marzo de 2012 (13:28 CET)
Por Silvia Camino Ramos
La sensación que vivo estos días es que en todos los terrenos estamos deshaciéndonos, como si las estructuras que nos han sostenido, y que aparentemente estaban "creciendo" o ingenuamente "evolucionando" en realidad se ...

La sensación que vivo estos días es que en todos los terrenos estamos deshaciéndonos, como si las estructuras que nos han sostenido, y que aparentemente estaban "creciendo" o ingenuamente "evolucionando" en realidad se desmoronan. Es como si nada fuera proporcionado, como si el orden natural de las cosas, de los seres se hubiera pervertido y ya nada funciona, o funciona caóticamente.

Ya no hacemos mucho caso a las reuniones de los grandes gobernadores de Europa, miles de millones pará allá, miles de millones para el otro lado. ¿Dónde está el dinero?, preguntamos algunos valientes e ignorantes también de la gran maquinaria del dinero. Es una ilusión, me dijo un día un economista.

Hoy escucho por la TV que se acaba de pagar por un solo cuadro, un Tizinani, una maravilla, en efecto, 54 millones de euros. ¿No es eso perversión? 54 millones de euros por una pintura. Con ese dinero se ponen en marcha muchos proyectos de vida para miles y miles de personas que mueren, no ya de enfermedad, sino de hambre.

Estamos ya incluso aburridos de estas reflexiones, pero las desproporciones en cuanto al uso de la vida es tan enorme, que solo me cabe pensar, sentir que la comunidad humana está en cuidados paliativos.

También estamos cansados y hasta aburridos de oír hablar del fin de mundo en 2012, pero no cabe duda de que aunque materialmente el mundo siga existiendo, lo que ya está muriendo es la fe de las personas en los sistemas, en la economía (¿una ilusión?),en la política (en Lanzarote desde el año 1986 no ha durado un gobierno ni una sola legislatura de cuatro años), en la justicia (mientras puedas recurrir, no pasa nada, y quien hizo la ley hizo la trampa) en la familia (usar , tener hijos y tirar).

Vivimos con naturalidad que actores, deportistas o banqueros ganen fortunas fabulosas sólo por hacer su trabajo. Todo esto lo sabemos, pero la mayoría seguimos viviendo como si nada pasara, acumulando sufrimiento y como muchos dicen "escapando".

¿Escapando de la vida? Pero si la vida es un regalo que tenemos ahora, que podemos vivirla. No siempre podemos, al menos la vida con cuerpo humano, y ahora tenemos esa oportunidad y la pasamos con un nivel de sufrimiento tremendo.

Testigos somos de este momento que yo llamo de cuidados paliativos de los sistemas que "nos sostienen" (nos destruyen, diría yo), también podemos ser testigos de células de mundo que no solo no están enfermas sino que nutren como pueden. Existimos personas a las que nuestra conciencia esté en el nivel que esté, está lo suficientemente desarrollada como para no poder seguir viviendo igual.

Así aparece un anónimo que siente la necesidad de donar su dinero a todos aquellos casos cercanos en geografía que va conociendo a través del periódico local y reparte sobres cerrados con 10.000 euros. Aparecen personas que no se pueden quedar en casa viendo la TV sin hacer nada y precisan de salir a ofrecer su energía, amor y tiempo para cubrir lo que la administración no atiende.

Personitas que van naciendo con otra capacidad para entender la vida y la importancia del amor en las relaciones y la conciencia más clara acerca de lo que tenemos que dar por lo que ya recibimos.

Estamos en un momento de transición, que no tengo ni idea de cuánto va a durar, en el que vamos pasando de ser más primarios a más humanos, donde el sufrimiento va desapareciendo al entender que mi bienestar es imposible sin el bienestar de los demás, donde podremos entender que cada uno tiene que hacer lo que tiene que hacer y desviarse de eso es, sufrimiento directamente.

Creo que cuando entendamos la fuerza del amor, y no como una fuerza tremenda que me brota del corazón, sino como una emoción que siento con lucidez para entender, no juzgar, permitir, aceptar, aceptar la diferencia, el rechazo, incluso el desamor. Parece una utopía, pero parece que sólo así fue cambiando el mundo.

Tengo confianza en que la fuerza sanadora que crece en tantas personas en tantos puntos del mundo, consiga poco a poco contagiar a tantas y tantas personas que han perdido la proporción, el sentido, que están convencidos que el dinero y el poder es lo que hay que conseguir en la vida y los demás es totalmente secundario y en esa carrera dejan de ver, de sentir lo que hay a su alrededor.

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