Lanzarote no se puede permitir por un segundo más tener un aeropuerto como el que tiene, el más conflictivo sin duda de los que hay en la red que "controla" Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). Sólo nos falta que ...
Lanzarote no se puede permitir por un segundo más tener un aeropuerto como el que tiene, el más conflictivo sin duda de los que hay en la red que "controla" Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). Sólo nos falta que se pongan en huelga los trabajadores de las tiendas y de las cafeterías para que las dos terminales estén patas arriba. Si había poco follón organizado con el conflicto de los trabajadores de Iberia que transportan las maletas (oficio conocido con el nombre anglosajón de "handling"), si no hubo ya una nefasta imagen con el conflicto de los trabajadores de la limpieza que con tanta mala leche alguien exhibió en los medios alemanes y británicos, ahora nos aparece en perspectiva una amenaza de huelga de los conductores del transporte discrecional -estos ya han estado en huelga otros años- y el malestar de nada más y nada menos que del colectivo que se encarga de controlar la entrada y salida de pasajeros.
Salvo un pequeño intento de mediación hecho por la presidenta del Cabildo, Inés Rojas, el resto del tiempo no ha habido nada de nada. Es decir, nuestra clase política se ha desligado de un problema que afecta notablemente a los intereses de todos los lanzaroteños. ¿O no es en el aeropuerto donde nuestros visitantes reciben sus primeras y sus últimas sensaciones de la Isla? Otra buena pregunta que se debería trasladar a nuestros políticos es ¿por qué siempre ocurren estas cosas en el aeropuerto de Guacimeta, por qué no sucede en Los Rodeos, en Fuerteventura, en Palma de Mallorca?
Sólo hay que ponerse en el lugar de los miles de pasajeros que se han marchado de aquí sin maleta para darse cuenta de que el asunto está tomando tintes de verdadero dramatismo. No puede hablar nadie bien de un lugar en el que se queda toda su ropa de verano y en el que se tarda una semana en devolvérsela. Habrá gente comprensiva, que pensará en los trabajadores, pero serán una minoría.
Lo de ayer ya fue demasiado, cuando nos enteramos de que los pasajeros de un vuelo de Binter se lanzaron a la pista totalmente desesperados para recoger su equipaje, burlando evidentemente cualquier tipo de control, si es que lo había.
Independientemente de que estemos en el mes de agosto y de que la mayoría de nuestros representantes públicos estén descansando, suponemos que en lugares donde no les van a secuestrar la maleta, no estaría de más que alguien del Cabildo insular se decidiera a entrar de lleno en el asunto, exigiendo responsabilidades a quien haya que exigírselas y solicitando la ayuda externa que sea necesario solicitar. No estamos diciendo que el Cabildo sea el responsable de lo que está ocurriendo, pero no puede ser un mero espectador de un proceso que está dañando terriblemente la imagen de esta cada vez menos Reserva de la Biosfera.