"Un motorista falleció decapitado en la madrugada (29/04/2006) en el municipio ourensano de Xinzo de Limia al salirse de la vía y chocar contra un quitamiedos, según informaron fuentes de la Guardia Civil de Tráfico.
El accidente se produjo en el punto kilométrico 194,4 de la N-525, cuando la Honda CB900F que conducía R.C.C.C. de 38 años, se salió de la vía y colisionó contra el quitamiedos. El motorista chocó contra uno de los pivotes que fijan el quitamiedos a la calzada, motivo por el cual
que le cercenó la cabeza". (De "La voz de Galicia",edición digital, 30-04-2006)
Los tímidos avances que, en materia de seguridad vial para motoristas (y ciclistas), se están produciendo son claramente insuficientes. Las distintas Administraciones actúan por separado, descoordinadas y sin una verdadera voluntad de solucionar el problema. A pesar de los anuncios que, desde distintos poderes públicos, se realizan con un carácter marcadamente propagandístico, lo cierto es que se siguen construyendo carreteras sin los adecuados sistemas de protección para motoristas. Se
siguen pintando las vías públicas con pinturas deslizantes, extremadamente peligrosas para los vehículos de dos ruedas, así como para los peatones, en caso de humedad en la calzada. Se siguen instalando señales de tráfico que, en caso de colisión, resultan mortales.
La creación de comisiones de estudio, grupos de trabajo, etc., con el propósito de estudiar todos estos temas para la posterior adopción de medidas, en muchos casos sólo consigue demorar las soluciones, pues los problemas son ya suficientemente conocidos sin necesidad de tantos estudios. Lo único necesario es una verdadera voluntad de poner fin a esta sangría humana.
Para ello, lo primero que se necesita es una legislación básica, de obligado cumplimiento para todo el Estado, que impida la nueva instalación de sistemas peligrosos para motoristas y ciclistas, una solución mucho más lógica y barata que instalar sistemas peligrosos, que luego habrá que modificar o sustituir. Una legislación sencilla y rápida de elaborar, que podría entrar en vigor en pocas semanas, si de verdad se quisiese terminar con este problema. Señores políticos: no todo es cuestión de votos. A veces, también es cuestión de conciencia.
Ojalá R.C.C.C. deje de ser unas siglas anónimas en un periódico y podamos recordarlo por ser el último fallecido por un problema que nunca debió existir. Ráfagas al cielo.
Salvador Caballero Fernández-Rufete