ENERGÍAS POCO ALTERNATIVAS

Cuando en su día el Ayuntamiento de Arrecife tomó la decisión de peatonalizar la calle Real muchas voces, entre ellas las de los mismos comerciantes, se alzaron en contra de esta medida, arguyendo que de alguna forma se iba a ...

27 de julio de 2005 (00:37 CET)

Cuando en su día el Ayuntamiento de Arrecife tomó la decisión de peatonalizar la calle Real muchas voces, entre ellas las de los mismos comerciantes, se alzaron en contra de esta medida, arguyendo que de alguna forma se iba a ...

Cuando en su día el Ayuntamiento de Arrecife tomó la decisión de peatonalizar la calle Real muchas voces, entre ellas las de los mismos comerciantes, se alzaron en contra de esta medida, arguyendo que de alguna forma se iba a anquilosar este espacio comercial conduciendo a su posible decadencia y hasta desaparición. La obra se sacó adelante y el transcurso y experiencia de estos años ha demostrado el gran beneficio de tal medida, hasta el punto de que los antiguos detractores se han tornado en los primeros satisfechos y aceptadores de esta decisión, comprobándose fehacientemente la bondad de tal peatonalización. Esto es un hecho comprobado y, hoy por hoy, nadie habrá que diga nada en absoluto contra esta iniciativa municipal. Lo que ocurre es que, posiblemente animados por este primer éxito, los gobernantes municipales capitalinos decidieron alegremente seguir esa política de peatonalización, sin darse cuenta de que todo el monte no era orégano, y de que la medida de la calle Real era difícilmente extrapolable a otras zonas arrecifeñas, entre otras razones por el gran volumen de tráfico existente, los aparcamientos privados allí situados, los centros comerciales que precisan acceso a los mismos y, entre otras cosas, el reparto de mercancías indispensable para poder mantener el suministro comercial de la zona de la calle Real.

En consecuencia, el resto de zonas adoquinadas y presuntamente peatonales han sufrido el lógico deterioro de un tráfico ligero y pesado que ha hecho que la endeble y poco consistente base de los adoquines ceda y se levante en numerosos lugares. Y si esto está sucediendo en los aledaños de la calle Real -único lugar donde la medida ha sido altamente positiva-, lo mismo está sucediendo en otras calles que alegremente también han sido peatonalizadas y adoquinadas sin caer en la cuenta de lo inadecuado de tal medida mientras no se disponga -que no se va a disponer nunca- de las suficientes vías públicas para dar paso al enorme movimiento de tráfico existente en nuestra capital. Ahí está como muestra patente lo que está ocurriendo con la peatonalización y adoquinado de la Avenida, a la vera del Parque Islas Canarias, donde se está malgastando un material bastante caro, como son los adoquines, por mor de no cerrar en absoluto al tráfico la zona, entre otras razones porque es imposible a menos que colapsemos la ciudad. Pese a ésta y otras demostraciones se continúa empecinadamente con las iniciativas de creación de nuevas zonas peatonales, donde claramente va a ocurrir lo mismo y donde seguiremos enterrando millones para después vernos obligados a asfaltar encima de los adoquines. Lo menos que se puede pedir a una corporación municipal es que tenga sentido común -aunque sea el menos común de los sentidos- y que aprenda de los propios errores. ¿Será mucho pedir?

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