Explosión de sonidos inundan mi cuerpo, me estremezco al sentir tantas sensaciones en un solo instante.
Anhelo el momento de volver a vivir el cálido abrazo de las mil y una notas impulsándome a seguir descubriendo la poesía de la vida, el aroma de la brisa, el abrazo del mar.
Las horas, minutos y segundos de espera para tan ansiado regalo es una eternidad desmesurada. Intento adelantar el tiempo, pero tiene vida propia.
Me debato entre salir corriendo o esperar la letanía del final, mi alma apaciguada, me susurra el lenguaje de la paciencia.
Comienza la fiesta, enmudezco. Pletórica abrazo la felicidad plena, constelaciones creadas de la nada. Es nuestro momento, tú y yo para siempre. Contigo camino segura, sin ti no tengo rumbo. Gracias Silencio, amigo y fiel compañero de viaje,por conversar en el estado puro de la complicidad
silenciosa.
Carolina Quevedo Morilla
Telde (Gran Canaria)