El ganador de las ultimas elecciones generales tiene sobre la mesa un gran problema. Un problema de credibilidad ante los ciudadanos españoles que han confiado su voto en él, que no en su programa, ya que poco o nada sabemos de las ...
El ganador de las ultimas elecciones generales tiene sobre la mesa un gran problema. Un problema de credibilidad ante los ciudadanos españoles que han confiado su voto en él, que no en su programa, ya que poco o nada sabemos de las medidas concretas que van a aplicar para sacar a España de la profunda crisis en la que la mala gestión que gobiernos anteriores nos han sumido.
La crisis es tan profunda y a unos niveles tan insoportables para aquellos que la padecen, que parece difícil que los nuevos regidores de la política nacional tengan la varita mágica necesaria para sacarnos de ella.
El ciudadano que ha votado a los populares lo ha hecho en la confianza de que un cambio de rumbo en las directrices políticas nos va a poner en los niveles de bienestar social que teníamos no hace muchos años y que ahora duermen el sueño de los justos.
Los votantes del Partido Popular ni son todos ricos, ni son todos licenciados superiores, ni empresarios, ni nada que se le parezca.
Son personas normales y corrientes con un gran problema a cuestas: a algunos les cuesta llegar a final de mes y otros no pueden ni empezar el mes.
No voy a ser yo quien afirme que todo lo hecho por el anterior gobierno esta mal, porque seguramente ni seré justo en esa apreciación ni sera del todo cierto lo que diga.
Pero lo que si estoy en condiciones de asegurar es que en lo que respecta al estado del bienestar de nuestros ciudadanos el Psoe ha cometido, en mi modesta opinión, errores de bulto que nos han conducido a la situación en la que estamos ahora.
Si bien en otras cuestiones de orden social, su labor ha podido ser la correcta, lo que esta claro es que en el tema económico la gestión ha sido nefasta. No es que lo diga yo de forma gratuita y sin fundamento, es que los datos están encima de la mesa y las repercusiones de los mismos las padecen, cada vez con mayor dramatismo, miles de familias españolas.
Lamentablemente, el dinero es lo que mueve el mundo y sin el no hay persona capaz de vivir en libertad, de vivir dando a sus familias las necesidades mas básicas para el día a día, los estudios a sus hijos, una casa donde vivir decentemente y en muchos casos una alimentación adecuada.
De que sirve que los hombres y mujeres del mismo sexo puedan adoptar niños si no tienen dinero para mantenerlos? Éste es uno de los ejemplos más claros de la política socialista. Que se puedan "casar" entre ellos es lícito y es una medida que mucha gente aplaude y no seré yo quien la critique, mas allá del termino que se aplique a esta unión. Pero durante mucho tiempo, los políticos que nos han gobernado se han preocupado mas de dictar normas o leyes tendentes a satisfacer necesidades mentales que a dictar normas o leyes que nos permitan a todos llevar una vida decente.
Las medidas que contribuyan al progreso social y a la erradicación de la discriminación, sea cual sea su género, están muy bien. Pero si nos quedamos solo en eso cometemos el mayor error de nuestra gestión al frente de cualquier institución.
Comer, tener un techo bajo el que desarrollarnos como seres humanos y tener un trabajo digno son las tres premisas fundamentales para que el estado del bienestar sea completo. A partir de tener cubiertas estas tres necesidades básicas, podemos empezar a pensar en lo demás.
Y esto es donde precisamente ha fallado el anterior gobierno. Nos ha dado el azúcar pero nos ha quitado la leche, el café y el cola cao, o lo que es lo mismo, el trabajo, la vivienda y la dignidad.
Éste es el gran reto del Partido Popular, ser capaz de dar a los españoles, tanto a los que les han votado como a los que no, las condiciones de vida básicas para desarrollarnos como personas a todos los niveles.
¿Será capaz de conseguirlo? Complicado lo va a tener a medio plazo. No pongo en duda en ningún momento que lo puedan hacer. Para empezar tienen que ser capaces de administrar con humildad su triunfo en las urnas. Y digo con humildad porque con las cifras en la mano, esa cifras que han demostrado la mala gestión económica de los socialistas, entre los que no les han votado a ellos, los que han protestado contra todo en forma de voto nulo o en blanco y los que se han quedado en casa, de los mas de treinta y cuatro millones de españoles con derecho a voto, al PP le han votado 10.830.693, es decir menos de un tercio de los españoles.
Las cifras no mienten, ni cuando se trata de demostrar que en España hay mas de 5 millones de personas en el paro, ni cuando contabilizamos el apoyo del partido que ha ganado.
Y las cifras para su consideración son estas:
Personas con derecho a voto:
España: 34.301.332
Canarias: 1.482.252
Lanzarote: 82.264
Personas que lo han ejercido:
España: 24.590.557
Canarias: 944.316
Lanzarote: 44.121
Personas que se han quedado en casa:
España: 9.710.775
Canarias: 537.936
Lanzarote: 38.143
Ciudadanos que han protestado:
Votos nulos:
España: 317.886
Canarias: 16.086
Lanzarote: 765
Votos en blanco:
España: 333.095
Canarias: 12.034
Lanzarote: 736
Ciudadanos que han confiado en el PP:
España: 10.830.693 ( el 31,58% de los españoles)
Canarias: 445.637 ( el 30,07% de los canarios)
Lanzarote: 18.045 ( el 21,94% de los lanzaroteños)
Ciudadanos que no han creído en el PP:
España: 23.470.639 ( el 68,43% de los españoles)
Canarias: 1.036.615 ( el 69,94% de los canarios)
Lanzarote: 64.219 ( el 78,07% de los lanzaroteños)
Ésta es la realidad pura y dura. ¿Deslegitiman estos datos la victoria del Partido Popular? En ningún caso, lo que les obliga es a reflexionar, a reestructurarse, a darse cuenta de que mas allá de lo que unos resultados electorales beneficiosos pudieran reflejar, la realidad social y ciudadana es otra historia.
Les obliga a poner los pies en la tierra y analizar un profundidad el porqué de una situación como la que estamos viviendo y sobre todo, que por encima de lo que dicen las urnas, el pueblo español no ha confiado en ellos todo lo que se presuponía a tenor de la crítica situación económica y social que vive el estado español en su conjunto.