El patrimonio de la Cámara de Comercio

Cuando se consuma un divorcio y hay posesiones comunes en la pareja, se produce un reparto de los bienes. Lo mismo sucede en el ámbito de las empresas, ya que, al extinguirse, se reparten los bienes y los beneficios. O las cargas. ...

14 de febrero de 2006 (14:51 CET)

Cuando se consuma un divorcio y hay posesiones comunes en la pareja, se produce un reparto de los bienes. Lo mismo sucede en el ámbito de las empresas, ya que, al extinguirse, se reparten los bienes y los beneficios. O las cargas. También es así en el mundo de las Cámaras de Comercio. Al desgajarse de la Cámara de Comercio de Las Palmas -cuyo ámbito territorial y denominación quedará reducido a Gran Canaria-, ésta se quedará con lo que le corresponda y las nuevas Cámaras, de Lanzarote o Fuerteventura, iniciarán su andadura con lo que les toque.

Después de más de cien años de vida, nadie va a discutir que la inmensa mayoría del patrimonio de la futura Cámara de Gran Canaria es fruto del esfuerzo de las empresas de la isla redonda. Sin embargo, ello no implica que deba obviarse qué porción del patrimonio común obedece al esfuerzo de los empresarios de Lanzarote. Por insignificante que parezca a priori. Porque una vez que se consume la emancipación cameral conejera, nos encontraremos inicialmente con unas oficinas de alquiler debidamente amuebladas, mientras que la Cámara de Gran Canaria tendrá un edificio en propiedad, circunstancia de la que nos alegramos y que no discutimos.

Cuando se habla del patrimonio cameral que corresponde a cada cual, creemos que debe ponerse sobre la mesa varias cuestiones. La primera son los recursos económicos correspondientes a una parte del año 2005 y al ejercicio en curso, cuestión que trataremos en una tercera y última entrega. Y la segunda es la porción, pequeña pero porción, de los bienes comunes que nos corresponde. Será el Pleno de la Cámara de Lanzarote quien determine si la sede social seguirá siendo la actual delegación, si será un inmueble de alquiler o si se adquiere alguno en propiedad. Por lo tanto, no es ése el patrimonio que está en discusión y que, en todo caso, quedaría reducido al mobiliario. No parece lógico que esta separación se salde de dicha manera.

Somos conscientes de que José Miguel Suárez Gil no ha facilitado en ningún momento nuestro proceso de emancipación; al contrario: ha sembrado de obstáculos nuestro camino. Somos conscientes también de que cualquier asunto que propongamos porque la Ley así lo estipula, va a ningunearse o enredarse, como son el patrimonio o qué parte de la recaudación del recurso cameral de 2005 y todo 2006 deberá ser ingresada en la cuenta corriente de la futura Cámara de Lanzarote. Como somos conscientes de que en materia de patrimonio, estamos hablando de algo más que de sillas y mesas.

Desearíamos tener un interlocutor legitimado y razonable y no un presidente que se siente acorralado por deméritos propios. Es el caso de Suárez Gil. Nos gustaría hablar de estos temas con el próximo presidente de una renovada Cámara de Comercio de Gran Canaria. No sólo de la pequeña porción del patrimonio que nos correspondería, sino de cooperación y de hermanamiento entre ambas Cámaras.

Jesús Fernández Morales

Presidente de la asociación Promotora de la Ley de Cámaras de Comercio de Canarias y de la Cámara de Comercio de Lanzarote

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