No se si lo que se espera de un político en la oposición es que fiscalice, de verdad, la gestión del grupo de gobierno, que aporte, en positivo propuestas para la mejora de sus representados, y se mantenga como una opción de relevo en al gobierno actual, pero diría alguien en un canal "afín" al Partido Socialista, "así me lo enseñaron a mi".
Pero ocurre que cuando uno pone los pies en la tierra, la idea que tiene de su labor, quizás no se corresponda con la que tienen tantos otros que, subidos al carro de la política como una profesión, como una manera de vivir, como un trabajo, prefieren sentarse a verlas venir y callar de forma cómplice ante las actuaciones de esos otros a los que esperan relevar en los distintos gobiernos, para hacer justamente lo mismo que en teoría les parece reprochable.
Hace poco tiempo, desde Coalición Canaria en Granadilla, se exigía la dimisión del Alcalde, Jaime González Cejas, por su implicación con actuaciones como Alcalde y Concejal de Urbanismo, que, sin cortarse un pelo, dicta y firma resoluciones aprobando inicial y provisionalmente un Plan Parcial (Médano Park), y preside y vota a favor en una reunión de la Junta de Gobierno Local, en ambos casos siendo beneficiario como socio de Médano Beach Sur, S.A., una empresa con sede social en La Coruña, y con intereses económicos en Granadilla. Y no menos relevante, ha sido la actuación del Concejal de Hacienda y miembro de la Sociedad del Suelo de Granadilla (que entre otras cosas, tiene como objeto social la promoción de viviendas públicas), Fidel Rodríguez Gaspar, que compatibilizó su condición como tal, con la de administrador de sus nuevas y florecientes empresas dedicadas a la construcción y venta de viviendas, y mantiene, al parecer, su intereses en las sociedades, Inversiones Costa Atlántica, S.L. e Inversiones Prosud, S.L., aunque ya no consta como administrador de las mismas.
Después de esto, he escuchado a gente decir de todo; desde la famosa frase, "pues vaya novedad, eso ya se sabía, y no es sólo ahí donde hay intereses", hasta esa otra tan socorrida de "todos los políticos son iguales, y más los que llevan tanto tiempo en el poder".
Creo atisbar, detrás de esos comentarios, una sensación de algunos Granadilleros cercana a la resignación; las comparaciones con Marbella, con la etapa del gobierno socialista de Felipe González, y los responsables del BOE, de la Guardia Civil, del Ministerio del Interior en General, con sus regalos a las mujeres de ciertos servidores públicos, el caso Eolo, la Gran marina, el caso de Telde, la reciente denunciada incompatibilidad de Aznar en sus negocios con magnates americanos, y una larga ristra de asuntos, de al menos dudosa legalidad, parecen ser asumidos por una parte de la sociedad, como algo inevitable, algo "normal", o al menos "habitual", cuando de por medio hay decisiones políticas.
A nadie se le ocurrirá, en principio, censurar que un Alcalde tenga inversiones razonables en cualquier empresa, eso no tiene porque ser ilegal, ni ilegítimo, ni que un Concejal tenga intereses que le hagan ganar dinero, hecho que tampoco, en principio es censurable; si lo es, que el Alcalde intervenga en asuntos relacionados con sus negocios, y lo es igualmente que la vocación tardía de un Concejal como promotor urbanístico, después de años de ser Edil, y siendo además, una de las personas que decide sobre el suelo en Granadilla, le sitúe creando empresas que tienen como finalidad la misma que la empresa pública de la que es gestor, la promoción y venta de viviendas.
Personalmente, me niego a la resignación, me niego a asumir el derrotismo que supone el hecho de aceptar que contra esta manera de proceder, no hay solución. Yo se que si la hay, estoy segura de ello, se que se puede gobernar de otra manera, desde la honradez, desde la transparencia, con aciertos y con errores, pero siempre desde el respeto a los ciudadanos, y con el convencimiento de que, los políticos no somos más que gestores de algo que no nos pertenece, que es la colectividad, de todos, ya sea de los españoles, los canarios, los tinerfeños, o como en este caso, de todos los granadilleros.
Y esta negativa, esta renuencia al derrotismo, al victimismo, al desaliento, trae causa de una reflexión que invito a que nos hagamos todos; imaginemos que actuaciones como las que hemos denunciado en Granadilla, las del Alcalde, o las del Concejal de Hacienda, quedan en la más absoluta impunidad; pensemos en la posibilidad de que pasado el tiempo, Jaime González Cejas y Fidel Rodríguez Gaspar (que no son los únicos que tienen este tipo de conductas, pero que las tienen), permanecen en sus puestos, cobran los beneficios propios de las empresas de las que son dueños en parte, cobran sus sueldos como servidores públicos, y permanecen conjugando ambos intereses. ¿De ser así, que conclusión podemos extraer?.
Pues me parece que la conclusión es clara: lo que se transmite a los vecinos y a la sociedad en general, es que esas actuaciones son aceptables, inevitables y hasta puede que políticamente correctas; y los políticos que vengan detrás, tendrán esa actuación como referencia, porque si el actual Alcalde y su Primer Teniente de Alcalde pueden actuar así, ¿quién puede censurar que los que consideran que la política es una opción "rentable" intenten entrar en ella para hacer justo lo mismo? ¿A quién se le puede ocurrir que un funcionario, que normalmente gana bastante menos que el Alcalde y los Concejales de gobierno, no intente "complementar" sus ingresos con actividades que en principio son incompatibles?, o que cualquier vecino entienda que, como otros, puede saltarse la ley, ¿quién podrá sancionarle entonces?; y nuestros jóvenes que dentro de poco serán los que asuman la responsabilidad de gestionar los intereses públicos, ¿van a tener este modelo de actuación?.
Reitero que, personalmente me niego a aceptarlo, me niego a hacer la vista gorda y a convertirme en cómplice de este tipo de actuaciones; y aunque la respuesta del Alcalde ante esta denuncia pública que hicimos fue la descalificación, el insulto o la injuria, circunstancia esta que denota que carecía de argumentos para rebatirla desde la coherencia, no callaremos antes estas acciones, y ante cualquier otra de similares características, que sea, aparte de ilegal, inmoral.
Nos amenazaba el Alcalde con la inmediata puesta en conocimiento de los hechos ante la Fiscalía, con tomar acciones contra esta portavoz, porque habíamos faltado a su honorabilidad; curiosamente, aún estamos esperando, y como alguien nos dijo en su momento, "va a ser que no". Ante ello, nos quedará sólo acudir nosotros, porque la Fiscalía no parece estar por la labor de intervenir; a veces, como ya ha pasado, quienes de verdad tienen la obligación de investigar y, en su caso, reprimir este tipo de conductas, sólo actúan en situaciones límites. No obstante, no cejamos en nuestro empeño de instar al Ministerio Fiscal para actúe de oficio, en aras al esclarecimiento de las responsabilidades que pudieren concurrir, por estas actuaciones, y por las que se deriven y sean fruto de la investigación. Y el más interesado en que lo hiciera, debería ser el propio Alcalde, si tan convencido está de que ha actuado, como "dice que dice su secretario", de forma legal. La labor de un Concejal en la oposición, en principio, no es andar en los tribunales, o investigar conductas que pudieran ser constitutivas de delito; eso le corresponde a otros, y no se nos ocurre a nosotros, como Concejales, ir a preguntar a los fiscales, que posición debemos tomar sobre tal o cual tema, qué mociones presentar, qué proponer para mejorar nuestro pueblo, porque esa si es nuestra labor. No obstante, reiteramos, iremos donde haga falta, haremos lo que sea necesario, si los demás no lo hacen, hasta lograr que los mecanismos del Estado de Derecho intervengan para depurar posibles responsabilidades.
Pero más allá de lo que haga Coalición Canaria en Granadilla más allá de futuras denuncias o querellas, más allá de la inactividad de la Fiscalía, nos invito, a todos y a todas, a quienes pensamos que la política y el respeto a la ley son siamesas que deben ir siempre de la mano, a que reflexionemos, y a que apostemos de verdad por la regeneración de la vida pública; a que creamos en la dignidad de la vida política, porque el debate, la alternancia, el gobierno y la oposición son, a priori,igual de dignos y de legítimos, pero dejan de serlo, cuando se gobierna sin el respeto a las reglas del juego, que son las leyes, sin respeto al pueblo, cuando se hace solapando intereses privados, que en principio, no tendrían que ser ilegítimos, con decisiones públicas de las que uno se tiene que abstener cuando tiene determinados negocios; porque llegados a ese punto, esos intereses, que pudieron haber sido legítimos en un principio, repito, dejan de serlo, y convierten a la acción política y pública en ilegítima. A mi me ha tocado hablar de Granadilla, porque es donde nací, donde me crié, donde vivo, y donde quiero seguir viviendo, si otros políticos, junto con el Alcalde, algunos de los cuales se deberían sentir también aludidos por estas referencias, y sobre los que también habría mucho que decir, nos dejan seguir haciéndolo. Y por eso hablo sobre Granadilla, aunque la reflexión vale, creo yo, para cualquier lugar, donde se produzcan situaciones similares, con independencia de la formación política a la pertenezcan. Porque, lamentablemente, como ha demostrado la Historia, no hay partidos que garanticen la honradez de ninguno de sus miembros; simplemente hay personas actúan de forma honesta y otras que no lo hacen.
Pero sobre todo, es un reto que debemos asumir nosotros los políticos, para que desde dentro limpiemos nuestras propias casas, que son nuestros respectivos partidos, de todos aquellos que opten por el beneficio personal por encima del respeto a la Ley. Se, por experiencia, que no es fácil, pero nadie ha dicho que fuera; que no sea fácil, tampoco quiere decir que no sea posible. Porque es censurable que cualquier ciudadano infrinja la Ley, pero lo es mucho más, que alguien que decidió asumir la representación de los intereses de sus conciudadanos lo haga.
Hagamos que cuando alguien ponga en duda nuestra limpieza en la actuación política, todos podamos rebatirlo con argumentos; convirtamos el debate político en confrontación de ideas, de opiniones, de planes para mejorar la sociedad. Discutamos, por ejemplo, si es buena o no, la construcción del Puerto de Granadilla, o el crecimiento tan brutal del municipio, en tan breve espacio de tiempo, pero defendamos lo que defendamos, hagámoslo desde el convencimiento de que es lo mejor para la mayoría; así, cualquier opinión será igualmente respetable, pero dejará de serlo, y la opción que defendamos, se hace por intereses particulares en cuanto a la especulación urbanística. Cuando esto ocurra, todos, y no unos pocos (casi siempre desde la oposición), podremos ir con la cabeza alta, y marcharnos de la política, con la satisfacción del deber cumplido. Para ello, quizás algunos deban entender que hay un tiempo para llegar, otro para estar, y un momento para marcharse; y no se si rendir cuentas en el momento de dejar la política podría ser un medio para que todos entiendan que, cuando salgan, también van a tener que hacerlo con las cosas claras y las manos limpias.
Este convencimiento y esta manera de proceder es el mejor el legado que podemos dejar a nuestros jóvenes, los que nos gobernarán cuando nosotros seamos viejos, y cuando otros niños y jóvenes esperen un ejemplo a seguir por parte de ellos. Ni todas las acciones de todas las sociedades del mundo, pueden sustituir esa herencia para el futuro.
CARMEN NIEVES GASPAR RIVERO
PORTAVOZ DE COALICIÓN CANARIA EN EL AYUNTAMIENTO DE GRANADILLA DE ABONA