EL FRAUDE QUE NO CESA

"Todo es buenoy lo hacemos malocon nuestro veneno,"Miguel Hernández. En estos días, en los que los españoles están realizando las declaraciones del Impuesto sobre la Renta, no conviene ...

17 de mayo de 2006 (05:14 CET)

"Todo es bueno

y lo hacemos malo

con nuestro veneno,"

Miguel Hernández.

En estos días, en los que los españoles están realizando las declaraciones del Impuesto sobre la Renta, no conviene olvidar que más del 80% de los ingresos estatales derivados de dicho impuesto provienen de sueldos y salarios. Como el impuesto es progresivo, lógicamente descarga a las rentas bajas y tiene, sin embargo, topes por arriba, por lo que las rentas llamémosla medias soportan en gran parte la recaudación por renta.

Es ya un tópico afirmar que el cáncer de nuestro sistema fiscal lo constituye el fraude y es necesario insistir en que este problema sin ser el único que tiene el sistema fiscal, es sin duda el más grave, desde el punto de vista social, ya que hace recaer la carga social de la tributación sobre los trabajadores.

Las grandes bolsas de fraude actualmente existentes constituyen un agravio para todos aquellos contribuyentes que durante todos estos años han pagado escrupulosamente sus impuestos.

Las rentas de capital continúan prácticamente sin tributar y han disminuido su escasa participación en la base imponible del IRPF que era en 1982 de un 8,4%. El descenso es tanto más escandaloso cuanto que la situación de 1982 era de un fraude generalizado en este tipo de rentas.

Las bolsas de dinero negro lejos de disminuir han incrementado su volumen. Activos financieros, pagarés del Tesoro, bienes inmuebles, seguros de prima única, cesión de activos, etc., han ido configurándose como refugios de evasión fiscal. Las bolsas de dinero negro son de todos conocidas; así, por ejemplo, todos hemos visto incrementarse espectacularmente el precio de las viviendas, que amén de la especulación, ese ilógico incremento de precio ha hundido sus raíces en la ocultación y lavado de dinero negro.

El fraude no es exclusivo de las rentas de capital, las rentas de los empresarios y profesionales independientes presentan también en nuestro país, un grado considerable de evasión fiscal. Es difícil admitir el reducido número de declarantes en la categoría de actividades profesionales y aún más que el profesional promedio declare las tres cuartas partes de un asalariado y un empresario la mitad.

No podemos por menos que ver con auténtica preocupación la existencia de un enorme fraude fiscal, que hace recaer casi la totalidad de la presión fiscal sobre los trabajadores dependientes. Es por tanto preciso reclamar la voluntad política necesaria para combatir el fraude fiscal existente, lo que no puede reducirse a operaciones esporádicas o simbólicas. Y es que, como dijo el poeta: "La mitad de lo que dices / cuando declaras, no es verdad. / La otra mitad es mentira. / Lo que callas, el total.".

Francisco Arias Solis

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