El corte de calles

Arrecife está disfrutando -aunque también lo sufre- en los últimos años, de un auténtico "boom" de la construcción, traducido sobre todo en la edificación de bloques en pisos y pequeños establecimientos comerciales a lo ...

20 de julio de 2005 (02:07 CET)

Arrecife está disfrutando -aunque también lo sufre- en los últimos años, de un auténtico "boom" de la construcción, traducido sobre todo en la edificación de bloques en pisos y pequeños establecimientos comerciales a lo ...

Arrecife está disfrutando -aunque también lo sufre- en los últimos años, de un auténtico "boom" de la construcción, traducido sobre todo en la edificación de bloques en pisos y pequeños establecimientos comerciales a lo largo y ancho de toda la capital. No cabe duda de que, como muestra de auge económico, este incremento notorio de la construcción es beneficioso para todos y también para las arcas municipales, así que todos deberíamos estar satisfechos de este crecimiento, lo que desde luego es cierto si se obviaran ciertos y con concretos detalles que se traducen en incomodidades y trastornos diarios para los vecinos, entre ellos los pertenecientes a la circulación rodada y peatonal, que es raro el día que no plantean quejas concretas por cortes indiscriminados de calles, por ocupación de aceras y parte de la calzada pública, por estorbos peligrosos a la circulación peatonal, etcétera. Y la verdad es que esos vecinos tienen bastante razón porque la forma en que se ordenan -es un decir- por parte del Ayuntamiento los preceptos que rigen al respecto, o son insuficientes o en ocasiones hasta brillan por su ausencia.

Nos encontramos a cada paso con cortes de calle que nadie sabe si están autorizados o no, impidiendo la circulación, entre ella la muy respetable de todos los servicios públicos y privados, afectando seriamente al suministro diario de artículos a los comercios existentes, sin olvidar el tráfico peatonal -especialmente el de las señoras con carritos de niños- que en muchas ocasiones se las ven y se las desean a la hora de cruzar una vía pública, cuando se les restringe el paso por las aceras e incluso por parte de la calzada.

No estamos ni mucho menos en contra de la proliferación de obras, sino todo lo contrario: este índice de riqueza que además supone una importante ocupación de mano de obra, será siempre bienvenida y acogida; el problema es la larga serie de infracciones que los responsables de tales obras cometen, y ante las cuales hay una especie de pasividad o pasotismo -no queremos llamarlo negligencia- a la hora de fijarles claramente, con la ley en la mano, cuáles son sus obligaciones elementales de acuerdo a las ordenanzas existentes al respecto.

Lo que se pide pues es una mayor atención y dedicación municipal -a través de sus técnicos y efectivos policiales- simplemente para algo tan sencillo como vigilar y hace cumplir tales ordenanzas. Entre otras razones, porque estos descuidos pueden llegar incluso a hacer peligrar la integridad ciudadana en su tránsito respetable y diario por las diversas calles arecifeñas. ¡Solamente se pide eso! ¿Es tan difícil hacerlo cumplir?

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