No hay nada como mandar a apagar un incendio a un pirómano. Sólo hay que darle una lata de gasolina y un mechero para conseguir el efecto que se persigue, que no es otro que hacer que las llamas crezcan en intensidad y el fuego se ...
No hay nada como mandar a apagar un incendio a un pirómano. Sólo hay que darle una lata de gasolina y un mechero para conseguir el efecto que se persigue, que no es otro que hacer que las llamas crezcan en intensidad y el fuego se propague mucho más lejos de lo que llegaría con su acción natural. Algo así es lo que ha sucedido este martes con el polémico asunto de Unelco y el deficiente servicio que presta a las Islas desde hace tiempo. El protagonista además no ha sido otro que el máximo responsable de Endesa, Manuel Pizarro, quien ha hecho unas más que polémicas declaraciones en las que ha dado a entender poco más que su presencia en las Islas es un favor que se hace a la población que vive en esta complicada latitud del globo.
En lugar de aceptar sin más el chaparrón de críticas que tienen que lloverle a la empresa que monopoliza el sector eléctrico en el Archipiélago -empresa por cierto que según el consejero de Economía y Hacienda del Gobierno autonómico, José Carlos Mauricio, podríamos comprar todos los canarios si nos pusiéramos de acuerdo para intervenir en la OPA hostil lanzada por Gas Natural-, el señor Pizarro, curiosamente con apellido de mezquino y ruin colonizador del Nuevo Mundo, ha intervenido en un medio de comunicación nacional para decir a toda España que aquí nos quejamos de vicio y que la respuesta que ha dado su empresa después de que pasara por aquí el Delta ha sido magnífica.
En concreto, para centrar el asunto, lo que ha dicho el presidente de Endesa es que su empresa lleva ocho años "subvencionando" la electricidad en Canarias. ¡"Subvencionando"! A falta de una explicación por parte del protagonista del disparate, tenemos que pensar mal para acertar y asegurar que las ocho islas habitadas que conforman esta rica Comunidad Autónoma tienen la entidad suficiente para que nadie tenga que "subvencionarles" un servicio que se paga tan caro como es el eléctrico. ¿O es que Unelco-Endesa trabaja gratis, acaso no pasan recibos que los canarios pagamos religiosamente?
Lo lógico, aunque el portavoz del Ejecutivo regional, Miguel Becerra, no lo quiso hacer durante la comparecencia de prensa que hizo tras el encuentro del Consejo de Gobierno, es que el presidente, Adán Martín, se dirija directamente al señor Pizarro para exigirle que rectifique lo que ha dicho, o que al menos intente cargar contra la prensa que normalmente lo tergiversa todo.
Es inconcebible que el máximo responsable de una compañía estratégica y monopolística como pocas se descuelgue con unas declaraciones de este tipo sin que se produzca una reacción política desde el lugar que se ha visto afectado. Y Canarias, donde nadie subvenciona la electricidad, ha sido ofendida gravemente por este señor.
Pero ahí no hay quedado sus perlas. También se atrevió a decir que Unelco-Endesa es la única empresa que ofrece el servicio en las Islas porque no hay otra empresa en el mundo que quiera venir hasta aquí. Eso, si es que no es un chiste, suena realmente a tomadura de pelo. Endesa, como le sucede a Telefónica, ha tenido el monopolio del sector durante muchos años, suficientes para contar con unas infraestructuras de momento inalcanzables para sus competidores. Otra cosa muy distinta es que la Administración central permitiera jugar en igualdad de condiciones a otras sociedades. Entonces vería el señor Pizarro si hay o no hay interés por venir a Canarias.
Después de lo leído y escuchado -no es de extrañar que en todos los medios del Archipiélago se comenten semejantes declaraciones-, hay que reafirmarse en la iniciativa que tomó el Cabildo de Lanzarote de presentar quejas y reclamaciones contra el deficiente servicio que Unelco presta aquí. Y no nos estamos refiriendo sólo después del temporal; en Lanzarote se padecen cortes injustificados del suministro eléctrico un día sí y otro también. A ver si después de todas estas historias en el Gobierno regional empiezan a hacer algo de caso a las islas no capitalinas.