De muchas cosas se le podrá acusar al presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, cuando finalice su mandato en 2007. Lo que nadie le podrá echar en cara es que ha sido uno de los presidentes más viajeros, nadie podrá decir ...
De muchas cosas se le podrá acusar al presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, cuando finalice su mandato en 2007. Lo que nadie le podrá echar en cara es que ha sido uno de los presidentes más viajeros, nadie podrá decir que no ha estado en todas las islas siempre que se le ha necesitado y siempre que se lo ha permitido su agenda. La última vez que nos visitó a los lanzaroteños fue con motivo de la llegada del otro presidente, el del Gobierno central, José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora, según nos confirmaban varias fuentes, lo tendremos hoy aquí para asistir a la eucaristía y procesión que se celebra en San Bartolomé con motivo de sus fiestas estivales, fiestas que según todos los indicios han estado a la altura de lo que anticipaba su programa.
Aunque el presidente esté medio de vacaciones, su presencia en Lanzarote debe ser aprovechada para que conozca de primera mano los muchos problemas que nos azotan por todos los frentes. Sabemos que sabe de su existencia, pero no estaría de más que se le refrescaran la memoria. En primer lugar, se tiene que empapar del conflicto del aeropuerto, saber que por razones que se escapan a nuestro entendimiento no se establece un laudo de obligado cumplimiento que termine con todo el follón de un plumazo. Tiene que saber que la entrada y salida de la Isla, nuestra puerta, vive en un perenne conflicto cuyo origen comienza a ser ciertamente sospechoso, puesto que parece que hay una mano negra a la que le interesa hundir poco a poco la buena imagen que por otra parte se ha labrado este pueblo. Debe saber el presidente que existen graves problemas en el Cabildo a la hora de asumir determinadas competencias, especialmente las que tienen que ver con el turismo y la política territorial, tan importantes en un lugar declarado Reserva de la Biosfera.
Debe ser consciente de que urge que se traspasen las competencias en inspección y en sanción de establecimientos alojativos para que la Primera Corporación insular, de la que tanto sabe él de su etapa de presidente del Cabildo de Tenerife, pueda aplicar la ley con todas sus consecuencias a aquellos que la incumplen. Debe saber el presidente que ese mismo Cabildo necesita que le echen una mano para abordar una reforma sanitaria en condiciones, una reforma que vaya más allá de sus competencias en el Hospital Insular, que necesita que le echen una mano también para afrontar las numerosas obras que corrijan de algún modo la deuda histórica que se arrastra con la que es la tercera isla tanto en población como en aportación económica a las arcas comunes.
Debe saber el presidente que los lanzaroteños pagamos junto a los gomeros la cesta de la compra más alta de toda Canarias, lo que se podría resolver con algo de voluntad a la hora de convencer a Madrid de que de una vez por todas nos instale aquí un Puesto de Inspección Fronteriza (PIF) que permita que los productos lleguen de forma directa sin tener que pagar el peaje de la doble insularidad... Debe saber en definitiva el presidente que a partir de septiembre hay que sentarse a resolver éstas y otras cuestiones para evitar que los lanzaroteños parezcamos siempre los de la queja continua.