La lista es tan larga que pone los pelos de punta. Sin embargo, más indigna aún saber que la mayoría de las obras que estaban previstas en Lanzarote, y cuya ejecución ahora está en serio riesgo, en realidad deberían haberse iniciado o incluso terminado hace años.
Ahora, las instituciones se llevan las manos a la cabeza y hablan de situación "catastrófica" y "dramática", y es normal que lo hagan, porque los presupuestos que pretende sacar adelante el Gobierno central supondrán un auténtico mazazo para toda España, y en particular para Canarias y para Lanzarote. Sin embargo, al menos en esta isla, tampoco deberían perder de vista que las obras por las que tanto lloran ahora nuestros responsables públicos, llevaban ya años de retraso. Muchos más incluso de los que viene durando la crisis.
¿Cuánto tiempo llevamos hablando de las obras en la circunvalación de Arrecife? ¿Durante cuántos años se contemplaron partidas millonarias en los presupuestos del Gobierno canario, para obras que nunca llegaban luego a ejecutarse? Y lo más importante, ¿dónde fue a parar ese dinero? Porque ésa es otra: de nada sirve que se incluya la partida para una determinada obra en unos presupuestos, si en realidad no se va a ejecutar y ese dinero no va a llegar nunca a la isla.
Detrás de casi todos los proyectos que ahora pueden verse frenados, hay un auténtico escándalo. Desde incomprensibles retrasos de dos años para presentar el proyecto para rehabilitar las viviendas de Valterra y Titerroy, en medio de un cruce de acusaciones entre el Ayuntamiento de Arrecife y el Gobierno canario; hasta proyectos que se presentaban y se empezaban a ejecutar con "hasta un 60 por ciento de errores", como sucedió con las obras de pluviales de Playa Honda, que estuvieron más de un año paradas por este motivo. Ahora, justo cuando acaban de reanudarse, se han sumado a las obras "en peligro" por los recortes.
Y a estos ejemplos podrían añadirse muchos otros, como la carretera Mácher-Playa Quemada o el esperadísimo colegio de La Destila, que también estaba presupuestado, aunque ni siquiera se había iniciado la construcción, porque todavía no han logrado desalojar las viviendas contiguas. Y por supuesto, la construcción de la desaladora Lanzarote V.
Sobre esta última, el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, ha afirmado que "nos va la vida" en salvar esa inversión. Sin embargo, lo cierto es que tampoco es la primera vez que ese proyecto aparece en los presupuestos del Gobierno regional. Sin ir más lejos, en los del pasado año 2011, también estaban presupuestados 2,9 millones de euros para la desaladora "Lanzarote V", pero no llegó a ejecutarse. ¿Hace un año no nos iba "la vida" en sacar adelante esa obra?
¿Por qué no llegó entonces ese dinero a Lanzarote? ¿O por qué no llegaron, por ejemplo, los 20,2 millones de euros que se presupuestaron en 2010 para la circunvalación de Arrecife, cuando la obra ni siquiera se había adjudicado; o los ocho millones a los que bajó la partida para esa misma carretera en 2011, cuando se hizo poco más que poner la primera piedra y, meses después, mover unas cuantas palmeras?
En algunos casos, la culpa ha sido de las instituciones de la isla, incapaces de sacar adelante proyectos que incluso tenían partidas asignadas. En otros, ha sido el Gobierno de Canarias el que ha "inflado" las cuentas, prometiendo inversiones que sabía que no iba a ejecutar, sin que nadie se preocupara de exigir y poner a Lanzarote en su sitio.
Por eso, para la isla y para los lanzaroteños, el actual "tijeretazo" es un diluvio sobre mojado, después de años de tormentas. En Lanzarote, el recorte del presupuesto estatal no sólo va a suponer un durísimo frenazo a la escasa inversión pública que se realizaba hasta ahora, repercutiendo negativamente en las empresas del sector y, en definitiva, en las cifras de paro, sino también un nuevo retraso en obras que ya eran impostergables hace años.
Ahora, más allá del pulso que deberá establecerse con el Gobierno de Rajoy, para intentar salvar algunas partidas antes de la aprobación definitiva del presupuesto, el Gobierno de Canarias también tendrá mucho que decir, sobre cómo distribuye el escaso dinero que va a llegar. Y habrá que ver si por una vez, aunque sea para variar, pone a Lanzarote entre las prioridades.
Pero también, es el momento de que las instituciones de la isla apliquen equitativamente la austeridad que tanto pregonan, y que no se aprieten el cinturón siempre los mismos. Puede que a ellos, una cena de unos miles de euros, una corte de asesores o millonarios contratos a supuestos profesionales, cuya única profesión desde hace años ha sido vivir de la administración pública, sean sólo calderilla. Igual que les parecerán "pecata minuta" sus abultados sueldos; los de las decenas de políticos que están liberados en las instituciones de la isla.
Sin embargo, cuando están hablando de que peligra la financiación de cosas tan esenciales como la Sanidad, la Educación o los Servicios Sociales (justo cuando más falta hacen) es absolutamente impresentable cualquier céntimo que se gaste sin ser estrictamente necesario. Y eso incluye sus salarios y los de sus amigos y demás parientes.
Aunque no sea suficiente, por ahí deberían empezar los recortes. Aunque no fuera más que por decoro, o para que pudieran hablar de la crisis y del peligro del "estado de bienestar" sabiendo realmente de lo que hablan.