Daños colaterales y reflexiones de futuro

El temporal que ha asolado gran parte de Canarias ha puesto de manifiesto numerosas cosas. En primer lugar, que seguimos sin estar preparados para afrontar contratiempos meteorológicos de éstas o de dimensiones superiores. Se ha ...

29 de noviembre de 2005 (21:07 CET)

El temporal que ha asolado gran parte de Canarias ha puesto de manifiesto numerosas cosas. En primer lugar, que seguimos sin estar preparados para afrontar contratiempos meteorológicos de éstas o de dimensiones superiores. Se ha ...

El temporal que ha asolado gran parte de Canarias ha puesto de manifiesto numerosas cosas. En primer lugar, que seguimos sin estar preparados para afrontar contratiempos meteorológicos de éstas o de dimensiones superiores. Se ha demostrado que nuestras infraestructuras públicas y privadas son endebles, que no resisten los embates con los que de vez en cuando nos sorprende la Madre Naturaleza. Somos tan frágiles como una cáscara de nuez en medio del océano.

En segundo lugar, que los centros de meteorología que vigilan para prevenir con tiempo de estas cosas se han convertido en una especie de pastor del cuento. Nos han dicho tantas veces que venía el lobo sin que finalmente le pudiéramos ver el hocico, que al final no nos hemos creído su seria advertencia de que lo del "Delta" iba en serio. Teníamos motivos, porque han fallado más que una escopeta de feria.

En tercer lugar, que existe una especie de psicosis dentro de los responsables de la Administración autonómica que les impide reaccionar con lógica frente a cuestiones de este tipo. Es obvio que lo ocurrido en Tenerife durante las últimas inundaciones caló hondo. Eso, sin embargo, ni significa que se deban afrontar temporales de este tipo aportando a la sociedad más intranquilidad de la que ya aportan los meteorólogos. Vamos, que los responsables públicos no están para meter miedo a la gente, sino para buscar soluciones a sus problemas.

Y entre los problemas que han generado a los ciudadanos de las Islas está el del cierre de los colegios y las guarderías en todas las islas. ¿Qué impedía hoy a los alumnos de Lanzarote y Fuerteventura acudir a clase? Nada. Simplemente el miedo ese que ha surgido a lo que podría suceder sin tener ningún dato que avalara semejante decisión. Ha sido un espectáculo ver a miles de padres y madres desesperados, incapaces de encontrar una solución para dejar a sus hijos con alguien. Así, muchos de esos padres y madres aparecieron este martes con los niños en sus puestos de trabajo.

En cuarto y último lugar, porque no queremos extendernos demasiado, nos encontramos con el tema de los daños colaterales. Imaginamos que la evaluación que está haciendo el Cabildo servirá de algo, puesto que han sido cuantiosas las pérdidas que se han producido en todos los sectores, no sólo en el primario. Al margen de anécdotas, se ha demostrado también la irresponsabilidad de algunas personas, que con sus pocas ganas de hacer bien las cosas han provocado daños mayores de los que ya de por sí ha causado el temporal.

Ahora son muchas las preguntas que la gente se formula: ¿servirá para algo lo ocurrido, se tomarán medidas, hemos aprendido la lección? Esperemos que sí, porque el cambio climático de la Tierra está provocando estas cosas. Hacía muchos años que no llovía como ha llovido este invierno; jamás se habían visto vientos como los de la madrugada del lunes al martes... Sin embargo, ahora estas cosas suceden, y es el momento de que se empiecen a tomar medidas.

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