Contra el miedo, información

No se trata de que cunda el pánico ni de que se dé cabida a los mensajes catastrofistas, pero sí es lógico que ante el nuevo asalto de unos encapuchados a una vivienda, en este caso de Los Valles, la preocupación llegue a ...

18 de julio de 2008 (04:37 CET)

No se trata de que cunda el pánico ni de que se dé cabida a los mensajes catastrofistas, pero sí es lógico que ante el nuevo asalto de unos encapuchados a una vivienda, en este caso de Los Valles, la preocupación llegue a ...

No se trata de que cunda el pánico ni de que se dé cabida a los mensajes catastrofistas, pero sí es lógico que ante el nuevo asalto de unos encapuchados a una vivienda, en este caso de Los Valles, la preocupación llegue a muchos lanzaroteños. Es natural que los ciudadanos de esta isla sientan cierta inquietud por la reiteración de una práctica delictiva que hasta ahora era poco habitual en Lanzarote, aunque desgraciadamente en otros puntos de España ya se sufría desde hace tiempo.

No se trata sólo de un robo. Se trata de una invasión de la intimidad, del hogar donde uno debe sentirse protegido. Y encima, con una importante dosis de violencia en los asaltantes, que llegaron a golpear brutalmente al hombre de la casa. Y si sólo de pensarlo produce miedo, más aún impacta ver las imágenes de las huellas que esos golpes le han dejado en todo el cuerpo.

Por eso, precisamente para que no se extienda la sensación de inseguridad, lo que tendría que haber es una respuesta basada en la información a los ciudadanos. Y sin embargo, lo que se ha visto hasta ahora es todo lo contrario. Desde que el pasado lunes, Radio Lanzarote y La Voz de Lanzarote en su edición digital hicieron pública esta noticia, no ha habido una sola comunicación oficial. Ni de los cuerpos de seguridad, ni desde la Delegación de Gobierno.

De hecho, precisamente ese mismo día, lo único que se recibió fue una nota de prensa de la Policía Nacional dando cuenta de la detención de tres personas a las que acusan de varios robos, aunque no precisaban cuáles. Ni siquiera se especificaba la fecha de las detenciones, pero decidieron hacerlas públicas ese mismo día.

De este modo, se alimentaba una confusión que comenzó hace ya más de un mes, cuando en pocos días coincidieron dos preocupantes sucesos: el asalto de otros encapuchados a un chalet de Playa Blanca y el violento robo en un local de alterne en Arrecife. Esa misma semana, se producía la detención de cuatro personas. Una noticia importante porque al parecer, no sólo eran responsables del asalto al local de alterne, sino también de otros violentos robos producidos en la capital. Sin embargo, el director insular de la Administración del Estado en Lanzarote, Carmelo García Déniz, fue aún más allá y afirmó que los detenidos podrían ser también los encapuchados que maniataron y amenazaron de muerte a una mujer y a sus dos hijos en un chalet de Playa Blanca. Algo que nunca fue confirmado por la Policía Nacional, que llevaba y sigue llevando la operación.

De hecho, y tras escuchar las declaraciones de García Déniz, La Voz volvió a contactar con este cuerpo de seguridad, que lo único que pudo decir es que no habían encontrado pruebas que vincularan a los detenidos con ese caso. Y por tanto, tampoco a las otras tres personas que acaban de pasar a disposición judicial en el marco de la misma operación. Es decir, que pese a lo que se transmitió hace un mes, la realidad es que los encapuchados de Playa Blanca siguen en la calle. Igual que los de Los Valles.

El deber del Estado como responsable de la seguridad es proteger a los ciudadanos, pero también aportarles tranquilidad. Y eso se hace atrapando a los que delinquen, pero también manteniendo informada a la sociedad. Y no precisamente intentando hacer ver que se ha atrapado a un delincuente cuando no es así. Las notas de prensa y las comunicaciones oficiales no sólo deberían producirse cuando se incauta un paquete de hachís o se detiene a alguien, sino también para dar un diagnóstico real de la delincuencia en la isla, y de los casos que se resuelven y de los que no. Porque de lo contrario, consiguen que la imaginación y los temores superen a la realidad.

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