Por Ramón Rodríguez Romero
Viendo las noticias en las que se anunciaban su visita a la ciudad española de Barcelona mas que le pese a algunos catalanes, casi me convencen y una fugaz ilusión de fe vulneró mi tranquilidad al percatarme de lo importante que es ...
Viendo las noticias en las que se anunciaban su visita a la ciudad española de Barcelona mas que le pese a algunos catalanes, casi me convencen y una fugaz ilusión de fe vulneró mi tranquilidad al percatarme de lo importante que es para la sociedad la visita de su Santidad.
Debo confesarle Santidad, que mi fe en la iglesia hace años que la perdí por razones que no merecen la pena recordar, pero supongo que su presunta generosidad, tendrá un lugar en el corralillo del cielo para una oveja descarriada como yo.
Le juro por Dios, Su Santidad, que tengo un ataque de voluntad para que el hombre con la lanza de la bondad haga que en mi tierra crezcan nuevamente los valores de verdad.
Con su visita, los lanzaroteños buenos podrían recuperar las fuerzas de moral y dignidad que un manojo de corruptos empobrecieron y que sin piedad se han anclado en la política conejera como la mala hiedra. Los buenos tienen miedo a desdecir porque la crisis también llega a Lanzarote y hasta por el turismo estamos empezando a discutir.
Si usted viniera, sembraría esperanzas a todos. A los de derechas rancias que vendrán con corbatas rojas y junto a los de inquietas izquierdas su mano besarán y también estarán los otros que no sé para qué coño van.
Pero no dude que se le recibirá con honores, ya que su ansiada bendición es necesaria para esta isla tan vilmente saqueada por unos chorizos que todavía se empecinan en mandar.
Su Santidad, le ruego no tome esto como una plegaria banal. La política de Lanzarote necesita una gran dosis de ética, moral y dignidad, porque el pueblo no puede seguir pagando las vanidades de cuatro mandatarios putrefactos ajenos de decencia y sobriedad.
Don Benedicto 16 y pico le suplico Bendición.
Mire, si usted viene, le prometo que llegará de rodillas desde Haría a Yaiza y me convertiré en un católico sumiso a su merced. Que se joda mi moral si ello implica que mi pueblo y mi gente despierten y escupan de las instituciones públicas a las vacas sagradas tintadas de indignidad para que sus Señorías Pamparacuatro y C.I.A. no tengan tanto trabajo y también puedan disfrutar de nuestra majestuosa isla y descansar celebrando las navidades como un lanzaroteño más.
Su Santidad, en el caso de que no pueda venir a Lanzarote mire a ver si me puede dar el correo de Dios para mandarle esta carta y no se preocupe que yo le exculparé. Entiendo que usted tiene su edad y tampoco está para muchos trotes, pero haga un esfuercillo que yo le invito a unas papas arrugadas con mojito picón regado con un vinito de Lanzarote, que se marcha usted para el Vaticano rebosante de vitalidad.
Bueno mi niño, cuídate y espero obtener respuesta.