Cañas y tapas en los Centros Turísticos

Por Jorge Marsá La propuesta del Cabildo de Lanzarote sobre los Centros Turísticos parece clara y razonable: tenemos que reducir el beneficio que obtienen los ciudadanos de los Centros, es decir, el canon, porque los resultados de la empresa no dan ...

20 de noviembre de 2012 (14:05 CET)
Por Jorge Marsá
La propuesta del Cabildo de Lanzarote sobre los Centros Turísticos parece clara y razonable: tenemos que reducir el beneficio que obtienen los ciudadanos de los Centros, es decir, el canon, porque los resultados de la empresa no dan ...

La propuesta del Cabildo de Lanzarote sobre los Centros Turísticos parece clara y razonable: tenemos que reducir el beneficio que obtienen los ciudadanos de los Centros, es decir, el canon, porque los resultados de la empresa no dan para pagarlo. Sin embargo, lo que algunos pretenden tan razonable no deja de ser una forma de esconder el problema. Puesto que la principal razón por la que se crearon los Centros fue para que la población insular se beneficiara de las rentas del turismo, la cuestión entonces es ¿por qué el Cabildo acepta que la empresa pública deje de cumplir la función para la que fue creada? Los políticos prefieren obviar unas respuestas que revelarían el conflicto real, el que existe entre el interés general de la ciudadanía insular y uno particular que es el que ellos defienden, el de los trabajadores de los Centros; además, claro está, del suyo propio.

Si una empresa en la que resulta tan sencillo obtener beneficios no los da es porque ha sido gestionada de forma nefasta, hasta el punto de que quien ha dirigido mal ?Pedro San Ginés o Ástrid Pérez? se ha permitido el lujo de presumir de su gestión por contraposición a quien ha dirigido peor que mal ?Carlos Espino?. No obstante, algunos ciudadanos se han beneficiado de esa gestión: aquellos a los que los políticos contrataron para trabajar en los Centros en unas condiciones que para sí quisiera la inmensa mayoría de los trabajadores de Lanzarote.

La otra razón por la que los Centros Turísticos no están proporcionando a la ciudadanía los ingresos que deberían reside en las pérdidas que provoca su actividad hostelera. ¿Tiene sentido que dediquemos parte de nuestros ingresos a subvencionar trabajadores e instalaciones para vender cañas y tapas a los turistas? No, no lo tiene puesto que podríamos proporcionar ese servicio sin que nos costara un céntimo. Entonces habremos de preguntarnos ¿por qué nuestros representantes no privatizan el servicio de hostelería de los Centros?, ¿por qué no subordinan el interés particular de los trabajadores de los Centros al interés general y devuelven a la ciudadanía los beneficios que nunca debieron perderse en lugar de proponer reducirlos aún más? Pues no lo hacen porque hacerlo sería un error político.

Pese a lo que nos cuentan, los políticos no se dedican principalmente a salvaguardar el interés de la mayoría de los ciudadanos, sino a evitar los problemas que puedan causarles los distintos intereses en conflicto. Y defienden el interés particular de los empleados de los Centros porque están convencidos de que eso no les creará mayor problema, de que no van a encontrarse con gran oposición ciudadana. Por el contrario, si los políticos protegieran el interés general de la ciudadanía, son conscientes de la que se les vendría encima, de que los trabajadores de los Centros se enfrentarían a ellos con todas sus armas, que además son muchas (entre ellas lograr sumar a su causa particular a muchos ciudadanos incautos esgrimiendo el fantasma de la privatización de lo público, de las cañas y tapas públicas).

En fin, en esto suele consistir la política, en mediar entre intereses en conflicto y los grupos de presión que los defienden. Y los políticos casi siempre elegirán en ese conflicto los intereses del grupo que tenga más capacidad de complicarles la vida. En este caso, como lo que puede crearles un serio problema es la movilización de los trabajadores de los Centros en defensa de sus intereses, pues la elección racional de los políticos es reducir el alquiler o canon que los Centros Turísticos pagan a los ciudadanos por el uso de su territorio y sus instalaciones para poder seguir sufragando las pérdidas que producen los trabajadores que sirven cañas y tapas a los turistas.

P. D. La más que probable victoria de los trabajadores de los Centros en este conflicto ?que no se privaticen los servicios de hostelería? podría resultar pírrica de cara al futuro, pues podría provocar que aumentaran los partidarios de la privatización total, que cada vez más gente se hiciera una pregunta inquietante: ¿nos daría una empresa privada mucho más alquiler por nuestros Centros de lo que nos dan nuestros políticos?

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