Cambio morfológico de Mácher y pérdida de servicios

25 de marzo de 2019 (18:45 CET)

Los vecinos de Mácher, desde hace bastante tiempo, vienen demandando el trato que debe de tener la travesía al pueblo: una acera en condiciones, unas luminarias modernas que aporten seguridad al viandante, un mobiliario acorde a las necesidades de los ciudadanos, atención de la vegetación, un paso de peatón semaforizado, adecuadamente señalizado, en la parada principal de guaguas, donde confluyen la iglesia, el centro socio cultural y una estación de servicios. En definitiva, darle un trato humano frente a la inseguridad del intenso y constante tráfico que soporta la vía (más de veinte mil vehículos diarios). También, se percibe la insensibilidad en la construcción de una rotonda a la altura del camino de Los Olivos, que evite recorrer innecesariamente tres kilómetros añadidos cada día desde hace más de un lustro. Sencillamente, es disponer de los mismos servicios que tienen otras vías de iguales características y volumen de tráfico, por ejemplo, la LZ-1 a su paso por Tahíche (cuatro rotondas) y, la travesía a San Bartolomé, que dispone de cinco posibilidades de giro a la izquierda.

Red Eléctrica construye una subestación de alto impacto medioambiental en un terreno rústico, anteriormente, enarenado de alta producción tomatera y de cebollas y, que en breve cambiará la morfología de los pueblos de Mácher y de La Asomada, en un lugar donde paradójicamente abunda el sol y el viento.

Para completar el capítulo de males, en breves fechas, la centenaria cartería rural de Mácher dejará de prestar sus servicios. La figura del "cartero rural" ha jugado un papel entrañable en los puntos donde últimamente se localizaban estos servicios de interés: camino de La Calderina, o, carretera General, son los últimos puntos sociales donde se ubicaron estos servicios de correos, casi cuarenta años llevaba ejerciendo la actividad el actual cartero que ahora se jubila y, casi igual tiempo lo realizó su antecesor, que lo efectuaba en burro hasta principios de los años ochenta.

Por Juan Cruz Sepúlveda

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