Aireando la basura

Dos semanas han servido para airear los trapos sucios de Costa Teguise, en forma de una montaña de basura que permaneció hasta 15 días acumulada sin que nadie se dignara retirarla. Y aunque pueda parecer sólo una lamentable ...

3 de octubre de 2008 (07:11 CET)

Dos semanas han servido para airear los trapos sucios de Costa Teguise, en forma de una montaña de basura que permaneció hasta 15 días acumulada sin que nadie se dignara retirarla. Y aunque pueda parecer sólo una lamentable ...

Dos semanas han servido para airear los trapos sucios de Costa Teguise, en forma de una montaña de basura que permaneció hasta 15 días acumulada sin que nadie se dignara retirarla. Y aunque pueda parecer sólo una lamentable anécdota, lo cierto es que es una muestra de cómo se siguen abordando en Lanzarote muchos asuntos, en los que las administraciones no toman las riendas de la isla y son los vecinos quienes terminan pagando las consecuencias.

En este caso, de la mano de dos contenedores rebosantes volvió a evidenciarse un conflicto a tres bandas entre el Ayuntamiento de Teguise, la Unión para la Conservación de Costa Teguise y la promotora Algol. El Consistorio culpaba a la UCCT de la situación, la UCCT a Algol y al Ayuntamiento? y mientras tanto la basura seguía aireándose, generando indignación en los vecinos de la zona y una imagen lamentable para los turistas que por allí transitaron durante esos días.

Finalmente, y después de dos semanas, en las que La Voz de Lanzarote denunció reiteradamente la situación, se logró lo que ya casi parecía imposible: los contenedores se limpiaron y se retiraron las bolsas de basura, que llegaban hasta la carretera. Aunque antes, se habían vencido varios plazos que dio el Ayuntamiento para resolver el problema sin que se llegara a cumplir el anuncio.

El trasfondo de la polémica, sin duda, va mucho más allá de la recolección de residuos. La Unión para la Conservación de Costa Teguise y Algol se han visto en varias ocasiones las caras en los tribunales por una deuda quela UCCT reclama a la promotora, a la que acusa de no pagar las contribuciones por sus parcelas en la zona. Además, también mantiene un pulso con el Ayuntamiento, que le adeuda parte de los fondos que tiene que transferir para su financiación.

Sin embargo, la UCCT aseguró públicamente que los motivos no estaban ahí, sino en que no tenía "constancia legal" de la existencia de esas viviendas que Algol construyó "por silencio administrativo". Es decir, sin que el Ayuntamiento de La Villa le hubiera concedido licencias para ello, en medio de la maraña en la que se encuentra inmerso el Plan Parcial de Costa Teguise.

Para resolver eso, al igual que para disolver la UCCT, también se habían dado plazos, pero como muchísimos de los anuncios que se realizan en la isla, terminaron siendo papel mojado. Hace más de un año, el actual grupo de gobierno de Teguise, que llevaba sólo unos meses en el Consistorio, aseguraba que firmar el convenio con Algol para resolver la situación de la urbanización era cuestión de semanas. Aunque se refería a dos o tres, y ya se ha cumplido casi 60, y el tema no sólo se ha empantanado, sino que las posturas que en ese momento parecían cercanas se han vuelto irreconciliables y actualmente sólo hay cruces de acusaciones entre ambas partes, que van subiendo de tono, y hasta una querella por prevaricación que se dirime en los tribunales.

Respecto a la UCCT, en el final de la pasada legislatura el Pleno de La Villa puso fecha a su disolución para enero de 2008, plazo que se fijaron para que el Ayuntamiento empezara a asumir las funciones que ésta presta en Costa Teguise. Pero tras las elecciones y la llegada del nuevo grupo de gobierno, nada más se había sabido de ese acuerdo plenario, hasta que esta semana, y en medio de esta tormenta, se han vuelto a dar un plazo de seis meses para llevar a cabo la anunciada disolución.

Pero mientras se siguen cumpliendo plazos, mientras van pasando las fechas sin cumplir con los anuncios propios y ajenos, la realidad estalla a veces en forma de contenedores de basura desbordados. Y ante este problema, casi hasta parece secundario quién tiene más culpa de las tres partes implicadas. Lo importante es que no hay derecho a que una de las principales zonas residencias y turísticas de la isla afronte este problema y se tarde quince días en darle una solución, como si hubiera hecho falta traer científicos de la Nasa para retirar unas cuantas bolsas de basura.

Poco importan los conflictos que se traigan las tres partes en discordia, las deudas pendientes o las facturas que se quieran pasar, e incluso la situación legal de las viviendas o si están al día con los impuestos. ¿O acaso si alguien tira basura en un descampado o en medio de la carretera se va a quedar ahí durante meses, perjudicando a todos, mientras se discute a quién le corresponde recogerla o si la bolsa tiene pedigrí? Desgraciadamente, parece que en esta isla la respuesta puede ser sí. Y mientras no se pueda actuar de inmediato para resolver cuestiones tan simples como ésa, difícilmente se podrá avanzar en asuntos de mayor calado.

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