Si no quieres cerrar tu negocio al primer tropiezo, será mejor que preveas el posible escenario, detallando al máximo tu idea para que puedas afrontar cualquier revés. Y es que el Plan de Empresa no es sólo un trámite obligado para pedir una subvención o conseguir un crédito, como muchos emprendedores creen. El Plan de Empresa es un documento de trabajo propio, nunca subcontratado, para clarificar ideas, identificar lagunas, contrastar su viabilidad y descubrir qué puede fallar en nuestro negocio antes de ponerlo en marcha.
Ocho de cada diez negocios fracasan por no tener un Plan de Empresa. La buena noticia es que la Cámara de Comercio de Lanzarote ofrece un servicio gratuito de desarrollo guiado de un plan de empresa para emprendedores. Esta actuación se enmarca en el Servicio de Asesoramiento para el Autoempleo y el Emprendimiento de la Cartera Común de Servicios del Servicio Nacional de Empleo. Se lleva a cabo gracias a la cofinanciación del Servicio Canario de Empleo y el Fondo Social Europeo.
Durante las sesiones, el técnico lanza al emprendedor una serie de preguntas y reflexiones sobre la inversión inicial, los recursos humanos, el valor de los productos o servicios a comercializar, entre otras cuestiones. Las decisiones se van anotando en un documento que constituye los cimientos de la empresa.
Por siete razones
Te damos siete razones para que no entierres tu proyecto de negocio y te pongas ya mismo con el Plan de Empresa:
- Tener tu propia hoja de ruta con metas y objetivos.
- Conocer a tu competencia, para saber dónde te mueves.
- Analizar el mercado.
- Comprobar la viabilidad de tu idea.
- Visionar tu futuro a corto plazo.
- Encontrar socios o colaboradores.
- Facilitar la búsqueda de inversión o financiación.
El autor de El Principito
Ya lo decía Saint-Exupéry: "Una meta sin un plan es solo un deseo". El autor de El Principito, que también trabajó como director de una empresa, tenía muy claro que todo objetivo requiere de planificación para materializarse.
En el terreno empresarial, abundan los emprendedores con ideas brillantes y mucha ilusión, cuyos negocios naufragan o no terminan de despegar nunca. El endeudamiento, la desilusión y el tiempo perdido ponen un amargo punto final a sus periplos empresariales.
El responsable de tan mala fortuna es a veces el propio emprendedor, que "se deja llevar" por su instinto, sin realizar el necesario ejercicio de análisis que le permita establecer de forma estratégica qué acciones y decisiones debe tomar para conseguir su objetivo.
La mejor medicina para este mal tan común es el Plan de Empresa. Los interesados pueden pedir cita en la Cámara con Servicio de Asesoramiento para el Autoempleo y el Emprendimiento.