La Asociación Milana, implicada en el desarrollo rural de la isla, es otra de las defensoras del Centro de Transformación de la Cochinilla, eso sí, si éste busca nuevas fórmulas para hacer rentable el negocio. Según su presidenta, Chana Perera, este proyecto "es algo importante para Lanzarote y para Mala y Guatiza en particular", ya que se contará "con una industria cercana a la producción y eso abrirá muchas puertas".
Pero Perera sabe que la realidad es más complicada tanto por la falta de productores, como por la escasa materia prima, así como porque las tuneras están abandonadas, por lo que no producen más cochinilla. "Eso es así. El centro tenía que haber llegado 20 años antes, cuando la producción estaba floreciente. Pero, a pesar de todo, es importante recuperar los campos, las tuneras se pueden limpiar", indica.
En su opinión, se debería buscar fórmulas para convencer a los jóvenes del valor añadido de este producto para que sean ellos los que empiecen a dedicarse a su cultivo, así como estrategias para que este trabajo "no sea tan agresivo". Pese a la falta de materia prima, Perera asegura que en el Centro de Transformación se sacará el carmín y éste tiene "múltiples aplicaciones". "Hay que explotar otros campos desde el tintado a la cosmética y a la alimentación", señala.
Perera se muestra positiva y destaca las aplicaciones que tiene tanto la cochinilla como la tunera. "Hay que buscarle salidas. Ya no se trata sólo de raspar la tunera y meterla en el saco, sino que hay miles de alternativas que se le pueden dar, como en la cultura, la educación y la historia de la isla. Tenemos que conservar eso por muchas razones", indica.
No obstante, es consciente de que al cultivo hay que buscarle la salida económica. "Hay tenemos que hacer bastante esfuerzo e hincapié. Es una labor de equipo y coordinación. No se puede dejar, como se ha dejado hasta ahora esta gran parte de nuestro patrimonio, porque si se deja, ya será muy difícil recuperarlo", subraya.