UD LANZAROTE 1 - RC CELTA DE VIGO B 2

La visita del Celta B a la Ciudad Deportiva trajo la primera derrota rojilla de la temporada

La UD volvió a mostrar los que parecían desterrados fallos defensivos, y lo peor, le cuesta hacer goles

12 de septiembre de 2005 (21:41 CET)
La visita del Celta B a la Ciudad Deportiva trajo la primera derrota rojilla de la temporada
La visita del Celta B a la Ciudad Deportiva trajo la primera derrota rojilla de la temporada

Efe - J. Lasso / Foto: Sergio Betancort.- La UD Lanzarote encajó la primera derrota de la temporada ante el invicto Celta B en un partido de discreta calidad que resolvió el buen control de los gallegos, quienes maniataron a un rival, que únicamente pudo crear sus oportunidades con acciones a balón parado.

En la primera mitad, las acciones de peligro vinieron supeditadas a las jugadas de estrategia tanto a través de lanzamientos de falta como de saques de esquina. La primera aproximación de peligro llegó en el minuto 16 para el Celta B, pero Hernández evitó que el delantero Goran Maric cabeceara una ocasión clara de gol en el área.

Sobre la media hora llegó un aviso del gol local al desviar Edgar a córner cuando Sarasúa, completamente sólo, esperaba el esférico en el segundo palo. Del lanzamiento de ese córner llegó el tanto del central vasco con un buen testarazo desde el punto de penalti, a saque de Jaba.

Con el 1-0 en el marcador, el filial gallego nunca se vino abajo y, apenas ocho minutos después, Goran Maric recibió un balón en la frontal, superó la presión de Sarasúa, se giro y, con un buen tiro, niveló el enfrentamiento. La UD Lanzarote sorprendió en el arranque del segundo periodo con el cambio de Lanza. Sin embargo la reestructuración de la defensa local -Cotrofe ocupó el lateral derecho y JJ Lanza se colocó de pivote- no evitó que el juego discurriese por los mismos parámetros.

Poco después, la sorpresa la protagonizó el conjunto dirigido por Rafa Sáez con una rápida contra conducida por la derecha, que llevó el balón al área para que el tinerfeño Acorán, sin marca, se girase y mandara un balón al fondo de la red, a la derecha de Marino.

El cuadro de Adolfo Pérez buscó entonces la igualdad con una mayor presión y reiterados centros al área, pero no llegó

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