Ya lo apuntaba el bueno y para algunos "gafado" piloto Carlos Sainz cuando abandonó la prueba y vio volar el liderato por una fatídica salida: "Los organizadores quisieron dejar tan claro que aquello seguía siendo tan duro como África, que se les fue la mano". Pocas ediciones de la mastodóntica Dakar han sido tan duras como la vivida este mes en tierras sudamericanas. Argentina y Chile exhibieron la cara más amarga de una competición que mezcla conducción, resistencia y aventura. Y en este panorama de gladiadores al volante, un lanzaroteño, en la cabina de un camión Mercedes, fue capaz de superar la meta y blandir esa frase sólo destinada a uno pocos privilegiados del mundo del motor: "Yo corrí y acabé el Dakar".
Además Isidro Viñoly, que compartió sueño-pesadilla con Eduardo Campoy, esgrimió sus dotes de copiloto en una cita en la que la navegación, y por ente las tareas de copilotaje, se torna aún más determinante que las manejadas de un rally. La pareja Campoy-Viñoly logró llegar a la culminación de Buenos Aires y ocupar en el podium un digno vigésimo séptimo lugar en la clasificación general de camiones. La montura, un Mercedes Benz 2635-6x6, aguantó las envestidas del raid más duro del mundo.
En el equipo "Guardia Civil Rally Raid" el almeriense Campoy llevó el peso de la conducción. En estas dos semanas invirtieron 186 horas y 25 minutos en recorrer los 9.200 kilómetros del Dakar. El equipo viene apadrinado por el teniente Salinero, un experto en la prueba ?ha intervenido en 10 ediciones, que además volvió a coronar la meta, en esta oportunidad con un turismo prototipo tubular que ofreció un elevado rendimiento.
Pundonor y solidaridad
José Manuel Salinero, líder y fundador del equipo "Guardia Civil Rally Raid", celebró su décimo aniversario ganando una categoría en el Dakar, la de piloto "solo", categoría complicada por ir sin copiloto. El Teniente de la Guardia Civil se convirtió así en el único español que ha logrado finalizar el Dakar en solitario, no habiendo más de una decena de pilotos en toda la historia de la prueba que lo hayan conseguido. Este éxito ha sido también compartido por Campoy y Viñoly ya que su camión Mercedes sirvió de asistencia del prototipo durante el recorrido.
Quizá el momento más emotivo de la prueba, coinciden, llegó cuando los más de 280 competidores que completaron el recorrido por territorio argentino y chileno desfilaron ovacionados por aficionados y curiosos en los alrededores del podio instalado en el predio ferial La Rural, en la zona norte de la ciudad.
Antes de esta culminación, ninguno de ellos fue ajeno al componente solidario del Dakar ya que es habitual que el paso de la prueba deje una estela de ayuda que aterriza en los lugares de manos de las organizaciones no gubernamentales. El desembarco del Dakar en Sudamérica abrió también una nueva amalgama de posibilidades. Así, la organización se sumó a la ONG "Un techo para mi país" con el objetivo de construir 80 casas (40 en Valparaíso y 40 en Argentina) en las que se alojarán familias necesitadas. Con todo, parece claro que los promotores de este espectáculo-competición volverán a África en cuanto la situación geopolítica lo permita, y así poder finalizar proyectos ya
Un buen trialero que cumple un sueño
Isidro Viñoly es un joven piloto con experiencias en el mundo del motor desde muy joven, iniciándose como piloto en los rallyesprint y, profesionalmente, como mecánico y constructor de prototipos de coches de raid y aventuras. Ha participado en numerosos tríales de 4x4 tanto en Lanzarote como en otras islas. Participó en prueba de carácter nacional e internacional como la "Sahara Aventura" y la "Rainforest", en Portugal, donde realizó una excepcional actuación.
Como mecánico es el encargado de llevar la asistencia del equipo conejero de José Manuel Galán, que intervino en varias ediciones del Dakar y donde ya el año pasado se quedó con la ganas después de haber pasado la verificaciones y suspenderse en Lisboa el arranque de aquel Dakar. Eduardo Campoy, Isidro Viñoly y Manuel Salinero conformaron el equipo.
Isidro Viñoly hace balance
- ¿Cuántos kilos has perdido tras la prueba?
- Bueno, aún no lo he comprobado, pero seguro que alguno he perdido en estos días.
- Oye, apuntan que la convivencia entre pilotos suele ser ejemplar, ¿es lo mejor del Dakar?
- Es excelente el ambiente que se respira, no sólo al final de las pruebas, sino durante los kilómetros de competición en caso de algún contratiempo. Por otra parte, he mantenido además una convivencia perfecta con mi compañero Eduardo, y eso es bueno.
- ¿Se les fue la mano a los organizadores en algunas etapas?
- Creo que sí, fue muy dura. Tuvieron que anular algunos tramos para no quedarse sin competidores en la recta final del Dakar.
- Realizar la asistencia a Salinero retrasó al camión, supongo?
- Claro que nos retrasaba y hacía más pesado el Mercedes, pero era la única manera de entrar en competición, con los altos costes que supone.
- Vaya estreno el tuyo?
- Para no olvidar. Además, todo era desconocido incluso para Campoy, que cubría su tercer Dakar. Allí en Chile y Argentina no tenías referencia de lo que íbamos a encontrar, ni siquiera por referencia de otros años. Eso hacía la navegación aún más importante.
- ¿Tuvieron especiales problemas en la navegación?
- No, hombre tuve algún que otro despiste en la orientación, como Eduardo los tuvo puntualmente en la conducción, pero nada que impidiese seguir en la brecha.
- ¿Hay mucha diferencia entre los equipos profesionales y los aficionados?
- Mucha, son dos mundos totalmente distintos, y en la clasificación general nunca se producirán sorpresas de ese tipo.
- ¿Qué fue lo mejor del raid?
- La afición argentina, sin duda.
- ¿Y lo peor?
- Los accidentes y, lamentablemente, la muerte de un piloto.
- ¿Qué prefieres, pistas o dunas?
- Me gustan ambos terrenos, siempre que sean dunas salvables, porque nos encontramos algunas que no había quien llegara a la cima. En fin, era mejor rodearlas; siempre hay una forma de seguir.
- ¿Repetirías?
- Claro, si hay dinero, repetiríamos.